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Las dimisiones en PP y BNG estrechan el cerco sobre José Blanco
El ministro denunciará hoy por calumnias al empresario que le acusa de cobrar comisiones y el PP le exige la renuncia a todos sus cargos
MADRID. Actualizado: GuardarLas dos dimisiones registradas en Galicia como consecuencia de las graves acusaciones de corrupción lanzadas por el empresario farmacéutico José Dorribo han colocado el foco y toda la presión política sobre José Blanco, que es el único de los tres cargos públicos salpicados por el escándalo que aún no ha presentado su renuncia. El listón de exigencia comenzó a elevarse el martes con la dimisión fulminante del parlamentario gallego del PP Pablo Cobián y subió ayer varios centímetros al seguir el mismo camino el dirigente del BNG y exconsejero de Industria, Fernando Blanco, que dejó el escaño en el Parlamento gallego y renunció a formar parte de las listas al Senado. Ambos dimitieron proclamando su inocencia y aseguraron que el cobro de comisiones que les atribuye Dorribo es una falsedad, pero explicaron que dejan los cargos para poder defenderse sin perjudicar la imagen de sus partidos.
El portavoz del Gobierno y número dos del PSOE ha acusado el golpe de las sospechas, según reconocen en su círculo más próximo, que dicen que «está tocado aunque tranquilo». Pero parece que no tiene intención alguna de satisfacer a quienes reclaman que se sume a la cadena de dimisiones, petición que hace con especial énfasis el PP.
Blanco, que se siente respaldado por Gobierno y PSOE, va a aplicar la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque y hoy presentará en los juzgados de Lugo «el escrito por el que se da inicio a las acciones civiles y penales como consecuencia de un delito de calumnias» contra Dorribo. El titular de Fomento defenderá que el industrial ha incurrido en este delito al declarar ante el juez que le investiga por varias violaciones del Código Penal que pagó al ministro 400.000 euros en comisiones por gestiones en favor de su empresa, acusaciones que asegura que el empresario hace a sabiendas de que son «rotundamente falsas».
Lo cierto es que los socialistas cerraron filas en torno al vicesecretario general. El actual líder del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró ayer que Blanco, uno de los hombres de su máxima confianza, no tiene nada que ver con las corruptelas que le achacan. «Entre Blanco y el empresario, no le quepa ninguna duda; la verdad es lo que dice Blanco», afirmó. En nombre del Gobierno, el titular de Presidencia, Ramón Jáuregui, trasladó a su compañero, del que imagina que está «sufriendo», «una solidaridad enorme» y el deseo de que las acciones legales que va a emprender «coloquen al difamador en su sitio». Los socialistas gallegos justificaron que no dimita porque «tiene la conciencia tranquila y no tiene nada que ocultar».
Fuera de las listas
El PP, que hasta ahora amagaba, pero no se decidía a dar el golpe, reclamó ayer a Blanco la «dimisión inmediata de todos sus cargos», tanto en el Ejecutivo como en el partido, y exigió a Rubalcaba que renuncie a presentar al ministro de número uno de la lista socialista por Lugo al Congreso. La segunda renuncia, la del parlamentario del BNG, era el empujón que esperaba el partido opositor para pedir responsabilidades al azote de los populares en el caso Gürtel. El secretario de Comunicación, Carlos Floriano, sintetizó las opiniones dadas por varios dirigentes populares y concluyó que «este caso tiene la apariencia de corrupción individual o de financiación ilegal del PSOE».
El PP considera «inaudito» que Blanco haya reconocido a 'El Mundo' que el 5 de febrero acudió con su coche oficial a una gasolinera de Lugo para encontrarse con Dorribo, que citó al ministro a través de su primo Manuel Bran porque buscaba favores del Gobierno a sus empresas. «Da la impresión de que querían ocultarse, lo que no sabemos es por qué, y esas explicaciones son las que todavía no ha dado el ministro», añadió Floriano.