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CARTAS A LA DIRECTORA

Entre pinares

ÁNGEL C. GÓMEZ DE LA TORRE.
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Llevo casi dos meses entre pinares. Repartiendo los calurosos días de entrenamientos en Las Canteras y Las Cañadas. Cada día más fuerte, más seguro, más despierto, más vivo. Entre pinares que lucen su abandono, que dejan constancia de que no valoramos lo que se tiene y que solo lloramos cuando lo perdemos.

Y entre pinares llegamos a Las Breñas, a gastar ampollas, a cargar las piernas con kilómetros de arena hasta el extremo del cansancio. Hasta no poder más, hasta que os venza el sueño. Esta prueba deportiva extrema de 24 horas de duración ha llegado a su segundo año, convirtiéndose en una marca en el calendario en rojo como un día festivo para los corredores y marchadores. Gracias Julio por obligarnos a tachar ese día del almanaque.

Algunos conocidos me preguntan la razón de practicar ese deporte: los 101 kms de Ronda, las maratones alpinas, las carreras de montañas, las travesías de resistencia. y se me ocurren muchos argumentos: contacto con la naturaleza, superación personal, la simple y sencilla práctica de un deporte, encontrarse con uno mismo, la satisfacción de finalizar, la llegada a meta.

Pero hay algo más, que vas descubriendo poco a poco, en cada carrera te vas dando cuenta un poco más, a cada paso que das te confirmas a ti mismo del descubrimiento de algo cada día mas escaso en nuestra sociedad: el compañerismo. En cada prueba me doy cuenta de que me rodeo de gente de dormir inquieta, peligrosa y viva. La que quita el sueño a los apoltronados y los imbéciles. Así lo decía Julio César. Gente inquieta. Personas que no buscan respuestas, sino que hacen preguntas. Y molestan a esos que inundan los programas de televisión y habitan los despachos que nos gobiernan desde cualquier ámbito.

En momentos extremos en estas pruebas aparece en sorpresa el compañerismo, sin avisar y llenando ese instante de preguntas y respuestas a la vez. Un compañero que te espera a que te recuperes, arriesgando su tiempo de llegada a meta, para no dejarte en la soledad del corredor. Que tira de ti cuando no puedes más, que te anima, olvidando que después de tanto esfuerzo pierde segundos al cronómetro por acompañarte. Que te hace sentir importante y presente con su atención. Que te ilusiona sin decir nada y haciéndolo todo. En definitiva que esta a tu lado cuando sabes que lo necesitas. Yo lo he sentido en las Breñas y así lo he practicado en otras carreras.

Por eso practico este deporte. Por que hoy estamos rodeados de personas que no nos merecen, que con su indiferencia, nos hacen sentir invisible y ausentes, que nos ilusionan con lo que nos dicen y luego nos desilusionan con lo que hacen. Que solo nos buscan cuando nos necesitan.

Gracias a los Camaleones y Maratonianos de Puerto Real y mil gracias a Julio Becerra y a todos sus voluntarios por dejarse la piel en organizar una prueba deportiva y darnos la oportunidad de poder disfrutar del compañerismo tan ausente en nuestros días. Quien resiste vence y quien sufre recuerda.