Boda flamenca para la duquesa y Alfonso Díez
Cayetana dará el 'sí quiero' a Alfonso Díez sin la presencia de Eugenia, ingresada con varicela, y su hijo Jacobo, protagonista junto con su esposa, la periodista Inka Martí, de una agria polémica
SEVILLAActualizado:Radiante de felicidad, Cayetana de Alba cumplió hoy su deseo de contraer matrimonio con su pareja de los últimos cuatro años, Alfonso Díez, 25 años menor de edad y funcionario del estado. Una emotiva e íntima ceremonia religiosa con aires flamencos ha servido para limar asperezas con su familia, que no ocultó desde el primer momento su oposición al enlace. Su primer gesto ha sido para con la ciudad de Sevilla, apostada en las puertas del palacio de Dueñas desde primera hora. Allí la Duquesa ha bailado y ha arrojado su ramo de novia, atrapado por una joven estudiante de Enfermería.
La aristócrata se mostraba “muy feliz y muy contenta”, según confesaba a los periodistas tras el enlace, oficiado por su confesor, el padre Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp y al que han asistido poco más de 30 personas. Una alegría empañada sin embargo por dos ausencias, las de sus hijos Jacobo, enfrentado en las últimas semanas a su madre, y Eugenia, enferma de una molesta e inoportuna varicela.
Algunos de los testigos del enlace han comentado que se ha tratado de una ceremonia flamenca “muy íntima y emotiva”, en la que el grupo de sevillanas Siempre Así ha interpretado la Salve Rociera y Fran Rivera, una de las devociones de la aristócrata, leía algunas de los textos religiosos. Nada más terminar, y tras un cariñoso beso en la mejilla de la pareja de recién casados, la Duquesa no ha podido contener la alegría y se ha arrancado a bailar sevillanas y bulerías con sus hijos y con los hermanos Rivera.
La escena se repetía sobre las 14 horas a las puertas del palacio, cuando Cayetana y Alfonso, ya convertidos en marido y mujer, han querido compartir su alegría con los cientos de sevillanos, testigos de su primera salida oficial, que esperaban para felicitarles.
En ese momento se desvelaba el secreto mejor guardado del enlace: el traje de la novia. Un diseño de aire romántico realizado por Victorio y Lucchino en gasa de seda color rosa maquillaje con encaje a juego, mangas abullonadas adornadas con flores en organza gris humo y falda a media pierna rematada con pequeños volantes de gasa. El vestido, muy del estilo de la Duquesa, iba ceñido a la cintura con un lazo de seda color verde lima, el toque de color junto al adorno dorado prendido en el pelo.
Tras saludar a los numerosos periodistas que aguardaban a la salida de Dueñas, algunos de ellos procedentes de Francia, Alemania, Argentina o Colombia, la novia ha lanzado su ramo –un bouquet de pequeñas rosas blancas—hacia el público. Ha sido Maria Dolores Orozco, una estudiante de Enfermería sevillana de 22 años, quien se ha alzado con tan inesperado regalo, que aseguraba que iba a conservar en un lugar destacado de su casa.
Una rumba
En ese momento, la Duquesa se ha arrancado de nuevo a bailar una rumba junto a su marido, que demostró aún poca maña en el arte del baile. Ha sido tanta la energía que la aristócrata ha perdido incluso los zapatos, por lo que ha terminado el baile descalza. A continuación, la pareja ha regresado al interior de Dueñas para sumarse al almuerzo.
Sobre las 17 horas, los primeros invitados han comenzado a abandonar el palacio. Estaba previsto que el nuevo matrimonio pasara sus primeras horas de casados en Sevilla, aunque el estado de salud de Eugenia Martínez de Irujo –ingresada en la Clínica Ruber-- podría obligarles a modificar sus planes y hacerles regresar a Madrid.