Ripstein, la pasada semana en Biarritz, donde hizo las polémicas declaraciones. :: AFP
Sociedad

«Por mi boca habló la ira»

Arturo Ripstein se disculpa tras insultar al Festival de Cine de San Sebastián por no premiarle. «Esa furia agónica de la derrota... no la pude controlar»

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El mexicano Arturo Ripstein es un cineasta pasional y visceral, lo que le ha ayudado a hacer grandes películas pero también le ha metido en el atolladero en más de una ocasión. Su relación con el Festival de San Sebastián siempre fue excelente -atesora dos Conchas de Oro y un Premio Especial del Jurado-, pero en esta última edición su cinta presentada a competición, 'Las razones del corazón', una peculiar adaptación de 'Madame Bovary' rodada en blanco y negro que sonaba para premio, se fue de vacío, y no supo encajar la derrota. El pasado jueves, días después de hacerse público el palmarés, arremetía con virulencia contra el prestigioso certamen -«El Festival de San Sebastián era serio y de pronto es subnormal. No volveré»-, contra su nuevo director, José Luis Rebordinos -«un director de un festival de películas de susto, con 14 años mentales que hacen que las soluciones sean de 14 años mentales»-, contra el fallo -«una payasada»- y el jurado -«una chapuza»-, del que no dejó títere con cabeza. Así, calificó a su presidenta, Frances McDormand, como «una actriz que nunca ha salido de Pensilvania y que no sabe leer subtítulos porque nunca ha visto una película con ellos», y también tuvo palabras para su colega Álex de la Iglesia, al que más bien consideró un rencoroso rival : «Le había ganado una Concha de Oro y eso no se olvida», insinuó.

Ayer, a través de una carta abierta, Ripstein entonaba el mea culpa por su arrebato de mal perdedor. «En mi carrera he tenido la fortuna de haber ganado muchos premios y la desdicha de haber perdido galardones muchísimas más veces. La profunda emoción del triunfo no se compara ni poco con la agonía de la derrota», admitió, para añadir poco después: «Confieso que me arrepiento de algunas de las películas que he perpetrado pero me arrepiento muchísimo más de las entrevistas que he dado. Siempre que las he leído, parecen dichas por otra persona, un poco más imbécil que yo. Y eso me da mucha vergüenza».

Ripstein alude a continuación a su fuerte carácter. «Para hablar de mí el adjetivo 'irascible' es el frecuente. Y es cierto. Soy pasional. Así son mis películas. O al menos eso quisiera pensar yo. Si fuera una persona reflexiva y equilibrada, hubiera trabajado en la alta pedagogía o en algo que requiriera de delicadeza, diplomacia y buenos modales. Pero no lo soy. Quizás por eso me dedico a lo que me dedico».

El resultado de ese pronto suyo tan explosivo fueron sus polémicas declaraciones a 'Gara' sobre el festival, ««un penoso asunto que de no ser yo un colérico nunca habría ocurrido», dice ahora. «Habló la ira», se disculpa. «Esa furia agónica de la derrota... Y la ira es como una borrachera. No la pude controlar», lamenta, antes de pedir perdón públicamente: «Me arrepiento una vez más. Y mucho».

Sus disculpas fueron aceptadas ayer por Rebordinos, quien insistió en que sus críticas no habían variado la admiración que siente por su obra. La nota de Ripstein «es tan brillante y tan divertida como es él», dijo, y expresó su deseo de que el cineasta «la próxima pueda estar en San Sebastián en competición».