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La inminente batalla final causa un éxodo en Sirte

TRÍPOLI. Actualizado: Guardar
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Mientras los rebeldes libios ultimaban ayer los preparativos para lanzar en las próximas horas el asalto final a Sirte, cientos de civiles huyeron del bastión gadafista, cercado desde hace varias semanas por los sublevados. Los coches, camiones y autobuses repletos de enseres de los ciudadanos formaban largas colas en los controles establecidos por las fuerzas del Consejo Nacional de Transición (CNT), según informó la cadena británica BBC. Quienes han logrado escapar del enclave leal al exdictador, habitado inicialmente por unas 40.000 personas, alertan de problemas en el suministro eléctrico y de agua potable.

La masiva salida de civiles tuvo lugar después de que los rebeldes informaran a los habitantes de Sirte, ciudad natal del depuesto líder libio, de que disponían de 48 horas para abandonar la región, según informó ayer el presidente del CNT, Mustafá Abdulyalil. En teoría, los civiles están aprovechando el alto el fuego declarado el pasado viernes por los sublevados para permitir salir a los ciudadanos de la localidad, pero un grupo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha podido constatar que durante el fin de semana también se han registrado combates.

Crisis humanitaria

Ahmed Bani, portavoz militar del CNT, recordó una vez más que el asalto final contra Sirte había sido aplazado por la presencia de miles de civiles. Desde hace más de una semana cientos de familias originarias de esa ciudad, situada a 360 kilómetros al este de Trípoli, han huido en dirección a Misrata. Pero una parte de la población, privada de las condiciones de vida más elementales, permanece todavía en la ciudad.

El equipo del CICR ha podido acceder a la ciudad y visitar el hospital de Ibn Sina, donde han constatado las deficientes condiciones en las que trabaja el personal sanitario. «El hospital afronta un importante flujo de pacientes, los suministros médicos se agotan y hay una necesidad desesperada de oxígeno. Además, el depósito de agua está dañado», señaló Hichem Jadraui, jefe de la misión.