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Sensación agridulce para Moncayo, que se vio relegado a la séptima posición

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Alberto Moncayo tenía muchas esperanzas depositadas en el Gran Premio de Japón. El circuito de Motegi es talismán para el piloto gaditano, pero en la tarde de ayer la fortuna no estuvo de su parte. Ni la fortuna ni su máquina, pues el motor fue perdiendo rendimiento a medida que avanzaba la carrera y su magnífica salida quedó cercenada por los problemas en la moto.

Moncayo salió quinto en la parrilla y nada más bajarse la bandera de cuadros subió una plaza para colocarse a un peldaño del podio. El gaditano seguía peleando por hacerse un hueco entre los mejores, y su objetivo era acabar entre los tres primeros, como ya hizo en la República Checa. Luchaba con Efrén Vázquez y demostraba su buen hacer.

Pero el motor de su moto no quiso aguantar al 100% todas las vueltas y fue perdiendo rendimiento poco a poco, por lo que el objetivo de Alberto pasó a ser perder las mínimas plazas posibles.

Finalmente le alcanzó un grupo de cuatro pilotos y luchó a brazo partido para conseguir los máximos puntos posibles.

«Está claro que me hubiera gustado conseguir otro puesto, pero no ha podido ser. He hecho una buena salida y en la segunda curva ya estaba en cuarta posición, justo por detrás de los pilotos a los que quería atacar. Poco después empezaron a sacarme un poco de ventaja, pero sabía que si me mantenía a ese ritmo podía dar con ellos al final de la carrera. Lamentablemente, a partir de la quinta vuelta el motor ha empezado a perder rendimiento progresivamente y solo he podido pelear por no perder muchos puestos. He estado luchando con Cortese y Folger, pero en las rectas era imposible seguirles, así que he terminado lo mejor que he podido. Es una pena, porque estábamos haciendo un gran trabajo y podíamos haber terminado en tercera o cuarta posición, que era lo previsto».