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«No hay tarea más ilusionante que sacar a España de la crisis»

Rajoy mira al futuro, pero elude concretar si revocará la congelación de las pensiones, a la que se opuso en mayo

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

Mariano Rajoy guardó ayer en el armario el traje de jefe de la oposición, que ha lucido a su pesar durante casi ocho años, y se enfundó el de presidente del Gobierno virtual. «Para mí, no hay tarea más ilusionante que sacar a España de la crisis», afirmó minutos después de que José Luis Rodríguez Zapatero hiciera oficial la convocatoria de las elecciones generales.

El líder del PP optó por mirar al futuro. Nada de prolijos análisis o resúmenes de la legislatura. Apenas un par de reproches al Ejecutivo saliente: que deja una herencia «muy difícil de gestionar» y que han cometido errores «que de ninguna manera se pueden volver a repetir». Rajoy, en un claro tono presidencial pese a que faltan un mes y 25 días para que los ciudadanos voten, abogó por abrir una nueva etapa «en la que el reto sea superar el futuro».

La frontera entre criticar las decisiones que toman otros y tener que adoptarlas uno mismo siempre suele ser terreno pantanoso. El máximo dirigente popular, que durante la pasada campaña electoral de las autonómicas y municipales se paseó por todas las plazas de toros de España arremetiendo contra Zapatero por congelar las pensiones y bajar el sueldo a los funcionarios, intentó vadear la espinosa cuestión de si revocará este polémico decreto al que se opusieron con fiereza durante su tramitación parlamentaria en mayo. «Tendremos que ver las previsiones de crecimiento cuando tengamos que tomar esas decisiones en tres meses», respondió Rajoy cuando le interpelaron los periodistas por este asunto.

Tampoco aclaró si elaborará un decreto para que los Presupuestos Generales del Estado tengan vigencia en 2012 o si los modificará. «Lo razonable -expuso-, sensato y lógico es que para clarificar los presupuestos de las comunidades autónomas y los ayuntamientos el Gobierno debía haber hecho el decreto, aunque los presupuestos están prorrogados».

Los populares eran conscientes de que los socialistas no iban a asumir el costo electoral que supone prorrogar los ajustes, sobre todo porque las encuestas apuntan a un histórico triunfo del PP que podría superar, incluso, la mayoría que obtuvo José María Aznar en 2000.

Rajoy se mostró más cómodo a la hora de exponer la filosofía de su primer Ejecutivo, al que tildó de gobernar «creíble, previsible, solvente y en el que todos puedan confiar». Pese a que tiene claro que sabe el cómo, evidenció que aún no tiene decidido el quién, porque negó que ya tuviera elegido al futuro ministro o ministra de Economía, una de las carteras a las que el PP otorga mayor importancia.

En tema de nombres no va a entrar, al menos, hasta la convención nacional que el PP celebrará los días 6, 7 y 8 de octubre en Málaga. Ni siquiera quiso elucubrar sobre quién será su número dos en la candidatura por Madrid, aunque las aspirantes se reducen a dos, una vez que han descartado la posibilidad de realizar un fichaje externo, tipo al de Manuel Pizarro en 2008. El puesto será o para Soraya Sáenz de Santamaría o para Ana Mato.

Centrista y moderado

El presidenciable popular subrayó, asimismo, su firme convicción de que España necesita, además de otras políticas, otro talante a la hora de gobernar. «Es indispensable que la vida política recupere la concordia; yo aspiro a gobernar desde el centro, la moderación y el diálogo», remachó.

Pidió, al igual que hizo María Dolores de Cospedal en el foro que el PP celebró el pasado fin de semana en Zaragoza, un tiempo «prudencial» para acometer su plan de reformas y, sobre todo, para que generen crecimiento económico y empleo. «Nadie tiene una varita mágica que resuelva las cosas en un breve periodo», aquilató. Rajoy aspira a marcar el paso en la campaña electoral y advierte desde ya de que huirá de «polémicas estériles» y que se centrará en el gran objetivo nacional: crear empleo.