Chus Pereda durante un partido con el Real Madrid en su época de jugador. | ARCHIVO
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Adiós a Chus Pereda, un mito de la primera Eurocopa

El asistente 'invisible' de Marcelino fallece a los 73 años, víctima de un cáncer

MADRID Actualizado: Guardar
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Futbolista del Real Madrid y el Barcelona, seleccionador nacional y mito del primer gran título conquistado por España. Chus Pereda, autor del 1-0 en la final de la Eurocopa de 1964 contra la Unión Soviética y asistente 'invisible' de Marcelino en el gol de certificó la histórica victoria, falleció este martes a los 73 años víctima de un cáncer que él mismo desveló hace cuatro meses que padecía, tras la última Liga de Campeones ganada por el Barça en Wembley. El NODO le birló el pase a Marcelino porque el operador no grabó la jugada completa, no captó el centro de Chus Pereda, y en la sala de montaje se trucaron las imágenes y se concedió a Amancio esa asistencia que supuso el 2-1 definitivo y valió la corona continental.

A Jesús Pereda se le robó gran parte de la gloria de la Eurocopa, hasta que, gracias a Eurovisión, se reconstruyó la jugada y por fin se le adjudicó ese "mal centro" a Marcelino, como él mismo lo calificaba. Sintió "impotencia" durante muchos años, porque cuando veía esas imágenes en el cine con su novia, quien después sería su mujer, le tenía que insistir en que el pase a Marcelino era suyo, "pero era una época en que todo era difícil y no se podían cambiar ciertas cosas". Su amigo Amancio recordaba este martes que desde que abandonaron el fútbol era el único que llamaba por teléfono a sus excompañeros, "una o dos veces al año".

Todos los miércoles, incluso después de que se le descubriese la enfermedad, iba a jugar al tenis y a comer al club de tenis Pompeya de Barcelona, "con el grupo de amigos de siempre". Tampoco abandonó el golf, otra de sus aficiones, y hasta sus últimos días representó al equipo de veteranos del Barça.

Era más culé que merengue, aunque siempre destacaba estar agradecido al Real Madrid por haberle dado la oportunidad de debutar en Primera División, con 18 años. También conquistó la Copa de Europa de 1958 con el Madrid de Di Stéfano, Gento, Kopa y Rial, pero su equipo desde pequeñito era el Athletic. El primer partido que vio fue uno que disputó el conjunto bilbaíno contra el equipo húngaro de Puskas. En su pueblo, Medina de Pomar, del que es hijo predilecto, vivían muchos vascos y tiraba mucho el Athletic. Sin embargo, nunca pudo defender sus colores, "por ser de Burgos", como apuntaba en tono jocoso, aunque siempre sintió pena por haber sido rechazado. Comenzó a jugar en el Alcázar de Medina, pero se crió deportivamente en Bilbao, y en concreto en el Indautxu, desde el que dio el salto al Real Madrid, con el que solo estuvo una temporada, pero aparte de ser campeón de Europa, ganó el único título de Liga de su palmarés. Tras pasar por el Valladolid y el Sevilla, este media punta e interior que no tenía reparos en pedir permiso al entrenador de turno para fumarse un cigarrillo, fichó por el Barcelona: dos Copas y una Copa de Ferias. Fue el equipo que realmente marcó su trayectoria y en el que despuntó, durante una carrera en la que se vio perjudicado por las lesiones de rodilla.

Cuando le dieron la baja en el Barça, el 15 de junio de 1969 (su 31º cumpleaños), se pasó tres días llorando.

Vitalista

Sin embargo, cuando se le comunicó este año que sufría cáncer, lejos de hundirse, lo aceptó con toda naturalidad, convencido de que la enfermedad no le derrotaría. Optimista por naturaleza, tras ser operado del intestino afrontó los tratamientos de quimio y radioterapia con vitalismo. Este mismo verano visitó a otro de sus íntimos en Cambrils, lugar de vacaciones de Zoco, con quien estuvo comiendo, y después del almuerzo ambos se fueron a jugar al mus "con una cuadrilla de navarros" para disfrutar de una inolvidable jornada. Hace tan solo cinco días que Luis Suárez, la estrella de la España del 64, habló con Chus Pereda, y al futbolista gallego nada le hizo pensar en un desenlace fatal tan inminente.

Como seleccionador de las categorías inferiores y ayudante de Vicente Miera en la absoluta, por las manos de Pereda pasaron muchas de las figuras del fútbol español (Butragueño, Míchel, Martín Vázquez, Guardiola , Zubizarreta ), y tal y como resaltó este martes Vicente del Bosque, "siempre estaba muy pendiente de la selección, siempre muy cercano". En una de sus últimas apariciones en la Ciudad del Fútbol, a finales del pasado año, durante el homenaje a los campeones del mundo y a todos los internacionales de la historia, fue uno de los principales protagonistas y mientras recorrían el Museo de la Federación y veían imágenes y fotos de la Eurocopa de 1964, sus excompañeros todavía proclamaban casi a gritos junto a él que el mérito del pase desde la derecha a Marcelino, cola de vaca incluida a un defensa soviético, era de Pereda. "No tiene importancia que centrase uno u otro", insistía él. De aquella Eurocopa, Chus Pereda subrayaba que el mejor recuerdo que le quedó fue que se selló una amistad eterna entre todos los que compartieron aquel éxito: "Seguimos viéndonos y queriéndonos igual que antes".