Palestina acoge a Abás como un héroe
La OLP solo volverá a la negociación si se reconocen las fronteras de 1967 e Israel paraliza los asentamientos
JERUSALÉN.Actualizado:Mahmud Abás volvió a Ramala y fue recibido como un héroe tras su intervención en Naciones Unidas. El presidente palestino se dio un baño de masas y desde su cuartel general en la Muqata dirigió unas palabras a los suyos para dejar muy claro que «es la hora de la 'primavera palestina', una primavera popular y pacífica que alcanzará su objetivo final». Esa meta consiste en que Palestina sea reconocido como miembro de pleno derecho de la ONU, algo que ni Israel ni Estados Unidos están dispuestos a permitir.
Tras la euforia de la última semana llega la hora de traducir en hechos el órdago lanzado por Abás. «Fui a Naciones Unidas llevando vuestras esperanzas, sueños, ambiciones, dolor, visión de futuro y la necesidad de un Estado palestino. No dudéis por un momento de que todo el mundo ha escuchado vuestra historia, sufrimiento, lucha y aspiraciones con honor y con respeto», confesó el dirigente a sus seguidores.
El Cuarteto -órgano integrado por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU- espera la respuesta oficial de israelíes y palestinos a su oferta de reanudar las conversaciones en un mes y terminar las negociaciones en el plazo de un año. Abás se reunirá con los suyos en las próximas horas para tomar una decisión, pero si mantiene su discurso no debería aceptar esta hoja de ruta que no contempla condiciones previas.
Después de dos décadas de contactos, el diálogo se ha convertido en una especie de túnel al que los palestinos no ven salida, y por eso ahora plantean dos exigencias antes de sentarse a negociar: el reconocimiento de las fronteras de 1967 y el desmantelamiento de los asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania. Tel Aviv, sin embargo, se niega a aceptar ningún tipo de condición. Sus mandatarios responderán de forma positiva a la iniciativa del Cuarteto y esperan seguir con unas negociaciones en las que en ningún momento han hecho público a lo que están dispuestos a renunciar a cambio de la paz.
Respuesta al Cuarteto
Mientras Abás hizo un llamamiento para la protesta pacífica, desde el lado israelí el ministro de Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, amenazó con «duras repercusiones» en caso de que los palestinos consigan «la aprobación de una resolución unilateral no ya en el Consejo de Seguridad sino en la Asamblea General», donde fácilmente podrían lograr la mayoría simple tras la más que segura negativa de un Consejo de Seguridad donde Estados Unidos ejercerá su derecho de veto. Esta mayoría mejoraría su estatus actual y les situaría como Estado observador a la altura del Vaticano.
El 'no' al Cuarteto significaría que Abás se jugaría todas sus cartas en Naciones Unidas, evitando la negociación bilateral. Medios árabes como 'Al-Hayat' especulan con una tercera vía y, basándose en el testimonio de «fuentes de la delegación palestina en la ONU», aseguran que el presidente no descarta «entregar las llaves de la Autoridad Palestina a Israel». Una postura extrema que implicaría probablemente la dimisión del veterano dirigente, así como el traspaso a Tel Aviv de las distintas competencias de los palestinos, como la educación o la sanidad, para cargar al Gobierno hebreo con sus obligaciones como potencia ocupante.
El posible reconocimiento del Estado palestino ha removido las aguas de un conflicto que parecía estancado. Lo que Abás no ha desvelado de momento es cómo piensa lograr el respaldo imprescindible de Hamás, que sigue teniendo bajo control una Franja de Gaza que forma parte de ese futuro Estado. El líder del movimiento islamista, Ismael Haniya, envió un mensaje a Ramala en el que asegura que «ningún líder palestino tiene derecho a infringir los derechos nacionales de su pueblo. Ningún actor tiene derecho a realizar concesiones históricas». Fatah y Hamás, los principales partidos palestinos, que hace unos meses escenificaron una vuelta al menos formal al entendimiento, se reunirán también en los próximos días para proseguir los contactos que persiguen un acuerdo de unidad nacional.
Para algunos expertos, la convulsa zona de Oriente Próximo se dirige hacia un peligroso momento de parálisis. «No vamos a hacer ningún progreso y esto supone el peligro de lo contrario, de deterioro», entiende el analista israelí Yossi Alpher. «Obama dejó claro que no patrocina activamente las conversaciones de paz o cualquier proceso serio para el próximo año. Netanyahu no tiene nada nuevo que ofrecer y Abás obtendrá algún tipo de reconocimiento en la ONU, pero no un Estado».