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El hijo de Antonio Díaz Orcero también acumula ya quinquenios detrás del mostrador. Comenzó a trabajar con su padre en 1994 y diariamente le acompaña en la labor Paco Álvarez, que tiene ya 56 y lleva trabajando en el Brim desde 1970, cuando tenía tan solo 15 años. Antonio resalta que los tiempos han cambiado. Ya practicamente no se venden licores, que antes eran los compañeros habituales del café de la mañana. Ya no abren a las cinco y media de la madrugada, porque no hay nadie que atender a esa hora. De todos modos a las siete y media ya están en planta y sirviendo los primeros cafés. Una curiosidad, el nombre de Brim se debe, al parecer, a que en la calle existían dos bares con el mismo nombre y para no confundirlos a éste se le puso el nombre de Brim, aunque eso fue antes de que lo cogiera la familia Díaz en 1956.

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