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Porque un balneario y un spa no son lo mismo
La Feria Internacional de Turismo Termal arranca este fin de semana con un gran abanico de propuestas
MADRID Actualizado: GuardarPorque no es lo mismo un baño de ozono que uno galvánico, ni tiene nada que ver la aplicación de parafina con la técnica de la nebulización, expertos de todo el mundo se reúnen para tratar estos asuntos en Termatalia, la Feria Internacional del Turismo Termal, que tiene lugar este fin de semana en la ciudad gallega de Ourense. Un evento que tras once ediciones se ha convertido en un referente para este sector turístico, cada vez más importante en España.
Su emplazamiento en Galicia no es casual, pues esta es la comunidad que tiene mayor número de instalaciones destinadas a este tipo de turismo. Y es que son muchos los años que se lleva trabajando en este sector, pues desde que los romanos aprovecharon los beneficios del agua de los manantiales hasta la actualidad se han ido creando infraestructuras cada vez más evolucionadas.
Aguas diferentes
Aunque la imagen de piscinas, burbujas y jacuzzis es común cuando imaginamos estos centros, conviene tener claro que las diferencias entre ambos son importantes. Para que un balneario sea considerado como tal debe realizar sus tratamientos con aguas minero-medicinales y estar situado cerca del manantial. Este tipo de aguas, declaradas de utilidad pública, poseen propiedades beneficiosas para la salud. Dependiendo de su estructura molecular, las sustancias minerales disueltas, la presión y la temperatura a la que emergen pueden ser indicadas para una u otra dolencia. Así, antes de elegir a qué balneario ir debemos comprobar si su agua es o no la más indicada para nuestro caso. Además, en las instalaciones de estos centros se dispone de servicio médico.
El spa, cada vez más conocido por su implantación en las ciudades, en cambio, no dispone de aguas con propiedades sino que utiliza agua corriente. Con un amplio abanico de posibilidades en sus instalaciones, la filosofía de estos centros es preventiva, y los tratamientos de estética y relajación son los más populares.
La suavidad del mar
En el fondo del mar. Allí es donde se recoge el agua salada más pura que se utilizará en los centros de Talasoterapia. Instalaciones que aprovechan elementos marinos como las algas, el barro y el propio agua como agentes terapéuticos. Esta “terapia del mar” permite la absorción de elementos como el yodo, azufre, magnesio o calcio, que resultan muy beneficiosos para la piel.
El creciente interés que se registra en este tipo de turismo ha estimulado iniciativas como la que el promueve el IMSERSO en su programa de Termalismo Social, ha potenciado la creación de centros termales por toda la península y ha puesto en el mapa a España como un país con un gran potencial en este sector.