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casos de pederastia

El papa entiende a quienes dejan la Iglesia por los «crímenes» de la pedofilia

Benedicto XVI viajó ayer a Alemania, donde pidió a los políticos en el Parlamento que no sacrifiquen la ética por el poder

ENRIQUE MÜLLER
BERLÍN.Actualizado:

Alemania, el país donde hace 500 años Martin Lutero provocó el primer gran cisma de la Iglesia católica, vivió ayer una primicia histórica cuando el Parlamento Federal ofreció por primera vez su tribuna al sucesor del apóstol Pedro en la Tierra. La presencia del Papa alemán en el Bundestag no estuvo exenta de polémica, pero su discurso no dejó indiferente a nadie, ni siquiera a sus detractores.

Ante un abarrotado Parlamento, en donde también estuvo representado el bloque parlamentario que había anunciado un boicot a su discurso, Benedicto XVI habló sobre la importancia que tiene la religión en la vida cotidiana y pidió a sus compatriotas y a los políticos que no sacrifiquen la ética por el poder.

En este sentido evocó los excesos nazis cometidos en Alemania como una lección de la historia. «Los alemanes sabemos por nuestra propia experiencia lo que sucede cuando el poder es corrupto», dijo el Papa, quien describió a los nazis como un «grupo de bandidos» capaces de amenazar al mundo y llevarlo al borde del abismo. «Servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es y sigue siendo el deber fundamental del político. En un momento histórico como el actual, en el cual el hombre ha adquirido un poder hasta ahora inimaginable, ese deber se convierte en algo particularmente urgente», añadió el pontífice, que ilustró su mensaje con el pasaje bíblico en el que el rey Salomón le pide a Dios sabiduría para discernir entre el bien y el mal.

Calles vacías por seguridad

Aún no está claro si Benedicto XVI se reunirá con víctimas de los avisos sexuales cometidos por curas en diferentes regiones del país y que provocaron una deserción masiva de fieles, pero el Papa tuvo un gesto que no pasará desapercibido en Alemania. A bordo del avión que le llevaba a Berlín, Ratzinger se refirió a la lacra de la pedofilia. «Puedo entender que, ante crímenes como los abusos de menores cometidos por sacerdotes, esas personas, sus familiares y quienes han conocido esos casos digan 'ésta no es mi Iglesia'. La Iglesia es fuente de humanización y del amor y si sus representantes hacen lo contrario, es normal que lo digan».

Ante los periodistas que le acompañaban en el vuelo, aseguró con humildad que no le preocupaban las protestas convocadas en la capital contra su visita, que calificó como «normales en una sociedad libre».

Benedicto fue recibido en el aeropuerto de Tegel con honores de jefe de Estado, pero sus desplazamientos por la capital alemana transcurrieron por calles vacías a causa de las extremas medidas de seguridad, que casi paralizaron varios sectores de la ciudad y obligaron a la población a seguirle a través de la televisión.

La visita oficial se inició con un encuentro entre el Papa y el presidente alemán, Christian Wulff. En el castillo Bellevue, sede oficial de la presidencia, Benedicto anunció el propósito de su viaje de cuatro días a su país natal,que finalizará el próximo domingo en Friburgo. «No he venido aquí para obtener objetivos políticos y económicos, como hacen legítimamente otros hombres de Estado, sino para encontrar a la gente y hablarle de Dios», dijo. «Con relación a la religión hay en la sociedad una progresiva indiferencia que, en sus decisiones, considera la cuestión de la verdad más bien como un obstáculo, y da por el contrario prioridad a consideraciones utilitaristas».

Su único baño de multitud lo tuvo cuando acudió al estadio Olímpico, donde ofició una misa ante más de 70.000 personas que fue seguida por la elite política alemana.