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El consejo de administración azulino diluye su crisis interna
Antonio Millán entiende que «el incendio está apagado» y continuará como presidente del Xerez
JEREZ. Actualizado: GuardarLa crisis del Xerez acabó en nada. Tras una semana de incertidumbre, de tensiones, de declaraciones cruzadas y de enfrentamientos entre directivos del club, el consejo de administración se reunió y disolvió todo tipo de discrepancias con el fin de lograr la ansiada paz social que ayude a lograr el deseado convenio con los acreedores, y se prolongue así, la vida de la sociedad anónima deportiva. En resumidas cuentas, lo principal es que Antonio Millán continuará al frente del Xerez Deportivo (entre otras cosas porque Javier Tebas ha puesto mucho empeño en la permanencia del abogado jerezano) y que se creará una especie de comisión formada por dos integrantes del consejo de administración del Xerez (Javier López y Rafael Mateos) y dos patronos de la Fundación (aún por determinar) para tratar de limar asperezas y firmar al fin un convenio de colaboración entre las partes. Y es que ayer se confirmó que las diferencias en cuanto a la Fundación han sido el principal detonante para que cinco consejeros se reunieran y enviaran aquella carta a Millán mostrando su desacuerdo. El asunto fue tratado nada más comenzar la reunión del consejo y se solucionó rápidamente, por lo que ni Millán presentó su dimisión, ni nadie exigió el cese de Joaquín Bilbao ni Rafael Mateos. Tras una reunión de casi tres horas, todos contentos.
Eso se produjo sobre las nueve de la noche de un día que amaneció muy calentito por culpa de unas pintadas en las fachadas de la sede del club, la vivienda de Pedro Pacheco y una de las empresas de Rafael Mateos. Varios de los consejeros (especialmente Mateos y Bilbao) así como Joaquín Morales y Pedro Pacheco, fueron los objetivos de unos actos vandálicos que motivaron que el consejo de administración decidiera tomar acciones legales al respecto.
De cualquier manera, a medida que fueron pasando las horas la cosa se fue enfriando a pesar de que un par de miembros de seguridad privada velaron por la tranquilidad del consejo de administración azulino. Que dicho sea de paso, sirvió para que las aguas volvieran a su cauce. Rafael Mateos fue el primero en comparecer ante los medios tras la reunión: «No había problema alguno. Ni se va nadie, ni dimite nadie. Estamos todos en paz y punto. Para mí no había crisis, solo malos entendidos y mala información». Como había prometido, una vez que finalizó la cita explicó el contenido de la carta que se le envió a Millán: «Creo que los primeros que teníamos que haber ido al Ayuntamiento éramos el consejo de administración y posteriormente la Fundación. El presidente no debería haber ido sin antes ir con el consejo. Después está el asunto de la insignia a Sixto de la Calle, que nos enteramos por segundas personas, pero también nosotros lo hemos aprobado».
Según Mateos, estas dos cosas supusieron «la gota que hizo rebosar el vaso. Se han producido más cosas, pero ya dije desde el principio que no se pedía la dimisión del presidente si no que se le habían comentado varios puntos que había que debatir sobre una mesa. No hay más». Además, el vicepresidente segundo dejó claro que en ningún momento de la reunión del consejo se planteó la dimisión ni el cese suyo ni de Joaquín Bilbao.
Por su parte, las declaraciones de Millán contribuyeron a diluir la crisis del consejo: «La cuestión que estaba en debate era simple porque se reducía al papel que debe desarrollar la Fundación. Se ha entendido que la mayor parte de los problemas han surgido por la ausencia de un convenio que regule las relaciones entre el propio club y su fundación. Fuera de esto, el ambiente ha sido cordial y no se ha planteado mi dimisión ni yo lo he considerado. Además se han sacado adelante todos los temas que se han puesto sobre la mesa. Por todo esto, no he visto motivos para presentar mi dimisión». Uno de los puntos de conflicto fue la concesión a Sixto de la Calle de la insignia de oro y brillantes del club y su homenaje, «algo que se aprobó por unanimidad».
A pesar de que Mateos considera que los últimos problemas no han sido más que la gota que ha colmado el vaso, Millán piensa que «no ha habido nada más. Las cosas anteriores han podido ser cuestiones puntuales. Es que no puede haber más porque el consejo del Xerez no tiene funciones de administración. Las tiene suspendida. No se pueden hacer grandes cosas, solo cosas normativas, institucionales y representativas. Realmente, se ha llegado a la conclusión de que ha sido una cuestión de formas. Y la carta no plantea ninguna cuestión de importancia».
De cualquier manera, la confianza entre consejeros se ha visto afectada en mayor o menor medida, pues Millán fue preguntado por este asunto y solo pudo responder con una intención: «Quiero pensar que vamos a ser leales unos con otros. El tiempo dirá y los hechos demostrarán si cada uno merece más o menos confianza». De hecho, el presidente del Xerez reconoce que ha pasado una semana «complicada. Yo me tendré que reunir con 'Salvemos al Xerez' y darles cuenta de esta situación para que ellos se manifiesten. Yo sigo diciendo lo mismo de siempre. Estoy a lo que ellos digan y deben ser los que confirmen si debo continuar o no. Ahora mismo he recibido la confianza del consejo y no tengo motivo ninguno para dejar la presidencia, pero esta nueva situación tendrá que ser valorada por la plataforma. Yo considero que el incendio está apagado». Por último, el profesor Millán concluyó poniendo fecha a su marcha de la presidencia del Xerez: «Mi dimisión generaría mayor inestabilidad. Javier Tebas me ha puesto de manifiesto todos estos temas. Él ha llegado a decir que no ve que pueda sacar el convenio sin que yo esté como presidente. Eso es una cosa que ni me llega a halagar porque no me lo creo, pero sí que soy consciente de que irme sería un problemita para el convenio. En este momento debemos hacer todos un esfuerzo para sacar adelante el convenio. Después ya veremos. Mi idea es llegar al convenio y luego me iré. No sé lo que puede pasar, pero no creo que siga porque ser presidente de un club de fútbol es una tarea compleja, delicada y que requiere mucha dedicación».