Deudas
Actualizado: GuardarCuando en una empresa privada no se puede hacer frente a los gastos, enseguida vienen las consecuencias: los proveedores cortan suministros, los bancos ejecutan hipotecas... En la cosa pública no ocurre así. El Gobierno, las comunidades autónomas, los ayuntamientos... se han endeudado hasta las trancas, generando una deuda cuya amortización e intereses absorberán los recursos de las próximas generaciones. Es por qué la macroeconomía, sino por la arbitrariedad de una política que debería tener como fin la búsqueda del bien común y, en realidad está supeditada a la maquinaria de unos partidos que están saturados de ideología exacerbada. De ahí por ejemplo tantas televisiones deficitarias.
Esa ideología hace insolidarios a los hombres y mujeres de partidos diferentes e impide que busquen juntos las mejores opciones ante las cuestiones que se plantean y, lo que es peor, divide las fuerzas que deberían sumarse para solucionar la actual crisis económica. Es legítimo tener ideología, pero no hay que alimentarla con odios. Porque la ideología, llevada al extremo, trastorna el juicio y lo convierte en prejuicio, de lo cual solo se derivan disparates.