PINCHITO MORUNO

El mercado

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El otro día por la tarde tuve la ocasión de pasear por el mercado central de Cádiz. Estaba abierto y entré. La imagen no puede ser más triste. Creo que vi dos puestos abiertos y todo lo demás completamente desolado.

Es cierto que el edificio ha quedado muy bonito y el entorno de la plaza ha ganado muchísimo. No voy a entrar en si es práctico para los vendedores o no. Tengo la impresión de que con el mercado de abastos la ciudad está perdiendo una gran oportunidad. Por las mañanas son muchos los turistas que acuden hasta él aunque sea para verlo y como mucho comprarse dos peras de agua en una frutería. Es verdad que gastan poco, nadie lo pone en duda, pero se podría conseguir que gastaran más.

La Asociación de Comerciantes de Casco Antiguo de Cádiz ha señalado que sería interesante hacer algo en torno al mercado y no le falta razón.

Muchas de las remodelaciones que se han hecho en los últimos años en mercados de los cascos antiguos han reforzado el papel turístico y de centro gastronómico de estos equipamientos porque no cabe duda de que su clientela de siempre, tiende a irse hacia otros sitios.

Tengo la impresión de que la remodelación del mercado de Cádiz ha sido simplemente estética pero no se ha entrado en el cambio de oferta que creo que hay que realizar para que este espacio se convierta en un gran atractivo turístico y de actividad en la ciudad.

Recientemente en un maravilloso encuentro culinario celebrado en Sanlúcar, por parte de bodegas Barbadillo, se presentaba un original proyecto que se está llevando a cabo en la plaza de Santiago de Compostela donde dos jóvenes tienen abierto un restaurante en el que ofrecen comida realizada con lo que han comprado ese día en el mercado. En otros, te cocinan lo que has comprado en los puestos y en muchos han entrado tiendas gourmets y de vinos para complementar la oferta. En Cádiz todo sigue siendo idéntico a cuando se cerró, en cuanto a oferta comercial.

Creo que sería muy conveniente abrir un debate sobre la remodelación de usos del mercado central y meter en él, además con fuerza, a la hostelería, para crear una oferta diferente que aproveche la inversión pública que se ha hecho allí. Lo que parece fundamental es que los propios comerciantes de la plaza encabecen el proyecto.