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cazadores y cazados

Aves rapaces, ejercicio de agudeza visual

La protección y el control de la caza como negocio marca la diferencia entre las poblaciones entre diferentes zonas

ELOY DE LA PISA
VALLADOLIDActualizado:

Para esta semana voy a proponerles un ejercicio de agudeza visual. Es sencillo. La única dificultad que tiene es que debe llevarse a cabo en dos puntos distantes de España. Aunque, bien mirado, una actividad que nos permite hacer turismo, más que un deber es un placer.

La prueba consiste en elegir dos puntos distantes; entre sí, 140 kilómetros; dos de ellos en el sur de la Sierra de Guadarrama y dos de ellos al norte del Sistema Central. Seamos más precisos: hagan las rutas por La Mancha y por Tierra de Campos. ¿Y qué hay que buscar? Sencillo. Córvidos y rapaces. No águilas, ni buhos reales, ni halcones peregrinos o azores. No. Simplemente observen los pájaros que se mueven en los alrededores de la carretera por la que circulan. Si van ustedes de, pongamos, Frómista a La Bañeza por Villada, Mayorga y Valencia de Don Juan, no pasará tramo de carretera en que no avisten un milano real, un gavilán, un cernícalo suspendido en el aire en busca de un roedor. Y el paso de grajillas, y grajos será tan habitual, que acabará por pasar desapercibido tal tipo de tráfico. Pero si usted decide ir de Almadén a Valdepeñas, por ejemplo, encontrará algún grajo errante y tendrá suerte si consigue divisar una rapaz.

¿Y porqué, si todas las rapaces están protegidas, hay tanta diferencia entre una zona y otra del país? En especial si se tiene en cuenta que estos depredadores acostumbran a tener a las especies cinegéticas entre sus piezas favoritas y que la caza es más abundantes en el sur que en el norte. La explicación hay que buscarla en que en La Mancha, y en Andalucía, hace tiempo que se dieron cuenta de que la caza vale dinero, genera riqueza. Y la protegen y controlan lo que pueda dañar el negocio. Al norte de la sierra eso no pasa. Y quizá por eso las rapaces empiezan a ser un problema por su excesivo número.

Encontrar el equilibrio entre intereses empresariales y ecológicos suele ser difícl. En Extremadura lo han logrado. Un estudio de la Sociedad Española de Ornitología lo demuestra: pese a ser zona cinegética relevante, las poblaciones de rapaces son importantes. Otras zonas de España no pueden presumir.