Cartas

Los genéricos

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Servidor que es de día/bético y de noche/sevillista, entró ayer en la farmacia -«de uno en uno y con el carné de la seguridad social en la boca- a recoger los medicamentos de costumbre. En lugar de Plantaben me dieron plantago ovata y en vez de Novonorm.repaglinida. «Son los genéricos», le dijeron a un servidor. No, si se veía venir.

Tanto machacarnos con la violencia de género, el igualitarismo de género y la pareja de género que hasta los fármacos han devenido genéricos.

Menos mal que las tiras reactivas siguen siendo de Bayer y la insulina de Novo Nordisk. Aunque cualquier día la Merkel y los daneses nos las quitan por embargo, endeudamiento, impago o prima de riesgo.

Menos mal, también, que a don Antonio Ceballos Atienza le va a suceder don Rafael Zornoza Boy. Dos obispos con nombre propio, de laboratorio vaticano. Porque si tuviesen que ser elegidos por votación popular, desde la base, no tendríamos más remedio que conformarnos con lo que saliese, con un obispo genérico. Aunque este sistema tiene algunas ventajas. Dicen que es para ahorrar, para recortar gastos.

No estaría nada mal aplicarlo a otros aspectos de la política. Y que, por ejemplo, el 20N se dispensase, como en botica, un presidente genérico.

Y así no tendríamos que elegir entre M. Rajoy y P. Rubalcaba.

Y eso nos ahorraríamos.

Con el consiguiente 'recorte de gastos'.