vuelta de hoja

Los afectados

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El impuesto de patrimonio trae locos a todos los que ya no lo estaban con anterioridad. Hay contabilidades contradictorias y mientras el Gobierno cree que el recargo se aplicará solo al 15 por ciento de los que lo pagaban antes, otros hablan de un número mucho más alto de damnificados. Lo cierto es que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, no da por seguro que se recupere el impuesto. La gente se resiste a no dar lo que no tiene. España es el país de la picaresca y si el buscón llamado Pablos viviera se habría agenciado un experto en laboralismo. Solo en presencia de sus abogados confiesan los compatriotas más solventes sus ganancias, al grito de que quien le roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Muchos solo lo hacen bajo tortura.

Hoy sabremos cuántos han dicho la verdad, que en vez de hacerlos libres hace que se les ponga cara de tontos. ¡Ah, la verdad! Conocí a un ruso sabio, llamado Sergio Uzop, o algo parecido, que a sus noventa años, cuando veía a una chica guapa por la calle, después de suspirar a conciencia, decía, entornando los ojos: «Me iría con ella en busca de la verdad». Calculaba que iba a ser un largo trayecto, pero le importaba más que la llegada.

Ahora el paciente y tenaz candidato Rajoy ha prometido, si gana, o sea, si pierde el PSOE, «decir siempre la verdad a los españoles». Jamás lo ha hecho ningún profesional de la política y los amateurs duran poco. Pero lo que despierta nuestra insomne curiosidad es saber las cifras del colosal enredo económico. Según José Blanco, conocido como Pepiño por sus detractores, afectará únicamente a 90.000 contribuyentes y según Rubalcaba, al que se le pueden agotar sus grandes caudales de astucia, solo lo pagarán 300.000 personas. Nunca tan pocos tendrán que salvar a tantos. El lema de Juan Ramón Jiménez, «a la minoría siempre», que luego amplió llamándole inmensa, a unos pocos, tendrá que socorrernos. Salvar al euro es salvar a Europa. Dios nos salve. Dios y ayuda de la señora Merkel.