Sobre los 400 euros
Jerez Actualizado: GuardarPregunté quién era la última. Me puse en la cola y escuché. Dos mujeres hablaban entre sí haciendo participe al carnicero, el cual entre ternera, corte y peso, intervenía cuando le dejaban, que por otra parte hacía encantado. «...yo lo que digo es que a ellos le dan 420 euros ¡por no hacer ni el h...! y una aquí cobrando lo mismo jarta a trabajar! ¿Tú me entiendes?»
«Claro mujer no te voy a entender y además llevas toda la razón».
«Y ahora llego a mi casa pongo la comida y por la tarde , a otra casa, ¡a seguir limpiando! Y ellos a cobrar rascándose la barriga. No te digo que no haya gente que lo necesite, pero también te digo ¡que lo sé! Que hay más flojos que pobrecitos...¿o no?». Y sin esperar casi respuesta cogió sus bolsas y cargada hasta los topes se despidió. Pero aún tuvo tiempo de volver la cabeza y gritar «¡¿He hablado claro?. ..ea pué ya me voy que llevo prisa».
Jocoso el carnicero le responde «¡Ya sabemos quién va a ser la próxima alcaldesa¡..ja, ja,ja...Con dio mujer...¿Qué le pongo?». «Un pollo grande, pero me lo limpias y medio de cerdo para guiso...»
Así entra en escena la otra señora que, aún, asintiéndolo todo, apenas había hablado, debido al airado discurso-monólogo de la primera. Ahora, debió pensar, esta es la mía, pues cogió carrerilla y ya fue un no parar. Con calma, eso sí, y hablando bajito dirigió su cuerpo y sus ojos hacía mí, pues el tendero andaba enfrascado cortando carne y quitando despojos. «Es que hay mucha injusticia, por eso yo no creo que ningún político vaya a arreglar nada. Son unos egoístas que no se bajan el sueldo y gastan mucho con el dinero de los ciudadanos. Que yo no sé mucho de esto ¿eh?, pero es lo que oigo en la radio. Mire usted», ya me coge del brazo en señal de confianza y confidencias. «Es que mi marido está jubilado y después de trabajar como un burro toda su vida, la paga que le han dejado no llega ni a los 400 euros, y encima nos quitaron 9 euros, esos que quitó Zapatero... ¿usted cree que hay derecho?» Respondo que no con la cabeza. Pero ahí me ganó la partida el carnicero, que blandiendo el cuchillo en el aire y dejándolo caer de nuevo sobre el pollo pelao intervino como verán atento a todo. «Pepa...¡porque pensaban que cobrabas mucho!, hija no ves que ellos tiene que sacar dinero de donde sea, de ti, de mí ... de esta señora; de los que menos tienen».
Pepa soltó un taco por lo bajini y culminó su discurso «dicen que el PSOE es el partido de los pobres ¿no? Pues ahora los pobres somos más pobres y los ricos siguen ricos. ¿Cómo se come eso?. Ayer se lo escuché decir a mi marido, que muchos de los derechos por los que él y muchos como él habían peleao y hasta encarcelao; el PSOE nos lo había quitao pero que ¡cuidado con este PP que viene de corderito!. Y yo no sé nada de política, pero sé que no me llega el dinero y nosotros hemos trabajado mucho en la vida, hija, y esto es lo que recibimos. Eso es lo que yo siento y por eso hablo... además una oye la radio y se entera que los más ricos deberían pagar más, que nosotros poco que tenemos, ya nos quitan».
Yo la escuchaba muy atenta y algo encogido el corazón, pues una cosa tengo, que hago míos los problemas de los demás y enseguida siento una gran empatía por la persona en cuestión. Dicen los psicólogos que esto, a veces, no es bueno.
Pepa pagó y metió entre suspiros las bolsas en el carro. «No sé cómo vamos a llegar a fin de mes...venga, adiós, y lo próxima vendré a que me fíes...». «Tú sabes que conmigo no tienes problemas, dale recuerdos a Manolo y que se mejore». «Eso, y encima males...».
«Adiós señora», acerté a decir. Cuando el tendero se dirigió a mí, se me habían quitado las ganas de comprar, me repuse y fui pidiendo.
Al llegar a casa y coger de nuevo la prensa leía: ‘Trabajo prevé que 1.100 parados diarios pedirán los 400 euros, se calcula que prorrogar la ayuda costará casi 340 millones’.