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Ibrahimovic no estará frente al 'filosofo' Guardiola. / Efe
Fútbol | LIGA de CAMPEONES

El Barça también resbala en Europa

Un tanto del brasileño Thiago Silva en el último minuto igualó un partido en el que se lesionó Iniesta

Cristian Reino
BARCELONAActualizado:

Después del tropezón en Anoeta, existía en el barcelonismo una cierta incertidumbre en torno al rendimiento del equipo. La exigencia se ha hecho tan grande para los equipos poderosos que su parroquia ni siquiera permite un despiste en el arranque del curso. Menos aún si su máximo rival empieza la temporada como un tiro y encima el debut en ‘Champions’ arranca con un gol en contra encajado a los 25 segundos y otro en el minuto 90.

A pesar del dominio abrumador durante toda la segunda parte, esas dudas no pudieron quedar disipadas. Pep Guardiola dejó los experimentos con gaseosa para esos momentos en los que se encierra en su minibúnker de 20 metros cuadrados en los sótanos del Camp Nou, donde dicen que pasa horas estudiando partidos, y con el mejor equipo que puede alinear en estos momentos –Piqué y Alexis están lesionados y Puyol aún no está al 100%– no fue capaz de doblegar al Milan. Como en Anoeta, iba ganando con claridad y un cabezazo dejó a su equipo casi noqueado.

Los italianos, con las siete Copas de Europa que jalonan su sala de trofeos, siguen un escalón por debajo de los Barça, Madrid o Manchester United. El cuadro ‘rossonero’ ya no es el equipo viejo y lento de los años pasados, es más directo y vertical. Pirlo, su director de orquesta se ha marchado a la Juventus, y la batuta la han asumido entre Van Bommel y Seedorf. Pero, a pesar de las bajas de Ibrahimovic y Robinho, tienen oficio y con muy poco sacan petróleo.

El Barcelona estrenaba su defensa del título con ganas de agradar y sobre todo con la intención de no ofrecer mensajes negativos a su afición, muy propensa a caer en el pesimismo por cualquier paso atrás por mínimo e irrelevante que sea. «Aunque no lo parezca, podemos perder o empatar», dictó Guardiola en la previa. Pato le hizo caso y, antes de que el reloj llegara al primer minuto de juego, se hizo un autopase genial, que le dejó solo ante Valdés, al que batió por bajo.

Jarro de agua fría y primeros nervios en la grada. Guardiola planteó un choque y tuvo que cambiarlo sobre la marcha. Con Busquets y Mascherano de centrales, el equipo sufría cada vez que Pato recibía en carrera. El brasileño jugaba a placer y su zona parecía una autopista. Una lección de Massimiliano Allegri, al que en Italia apodan el nuevo Sacchi, que en la previa afirmó que afrontaba el match con valentía y respeto. Dicho y hecho. Puso en juego un equipo agresivo, bien cerrado, con un pivote (Van Bommel) y dos volantes por delante (Seedorf y Nocerino). El Barça seguía con su plan inicial pero no hacía daño. Tocaba, abría, buscaba espacios. Aunque todo era muy previsible, muy telegrafiado. Y además los italianos no tenían reparos en colocar la defensa en la línea del área, para evitar las entradas desde la segunda línea blaugrana.

El Milan seguía agazapado y salía como un tiro cuando tenía una oportunidad. Hasta que Guardiola llamó mediada la primera parte a la banda a Mascherano y reajustó las marcas. Abidal se encargó de Pato y el juego ofensivo del Milan quedó neutralizado. A partir de ahí empezó otro partido. Solo era cuestión de paciencia y de que Messi hiciera una de las suyas. Es lo que pasó poco antes del descanso. El argentino apuró hasta la línea de fondo y cuando ya nadie esperaba que llegara, logró ceder atrás para Pedro empujara a la red. Con un poco más de tranquilidad, el Barça afrontó un partido nuevo. Más aún tras la reanudación y la genialidad de Villa, que botó una falta directa por toda la escuadra y permitió respirar a los azulgrana.

El Milan ya no estaba tan agrupado y las distancias entre sus lanzadores y Cassano y Pato eran abismales. Monólogo blaugrana, que solo tuvo dos borrones: el susto inicial y la incapacidad azulgrana para matar el partido, que le provocó la desgracia final con el remate in extremis de Thiago Silva. Más noticias negativas. Iniesta tuvo que retirarse en la primera parte por una microrrotura en el músculo isquiotibial. Por contra, Puyol regresó tres meses después.