INYECCIÓN DE MORAL
El Xerez logra su segunda victoria gracias a una jugada de estrategia, buenas intenciones y una importante dosis de sufrimiento
Actualizado:El Xerez necesitaba ganar. Vencer para que la bola de pesimismo no se hiciera más grande. Y lo hizo. Logró los tres puntos con una jugada de estrategia, con gratas intenciones, pinceladas de buen juego y una importante dosis de sufrimiento. Pero se ganó al fin y al cabo y se recibió una gran dosis de tranquilidad e ilusión en El Collao, allí donde la manufacturación de la moral se realiza en cantidades industriales -ya saben, por aquello de la fe del Alcoyano-.
Es cierto que pocas veces se anulan tres goles a un mismo equipo -dos de ellos por falta a Chema y el tercero por fuera de juego-, pero también es verdad que los azulinos generaron muchas más ocasiones de gol que en aquel nefasto encuentro contra el Guadalajara y que en defensa se mostraron los suficientemente seguro como para mantener otra vez la portería a cero.
La cuestión es que a Merino parece que se le ha pasado el cabreo y que poco a poco va encontrando su once tipo. Esta vez se esperaban cambios y los hubo. Incluso más de los previstos a pesar de que en la portería fue Chema el que apareció bajo palos. Pero en el centro del campo hubo minirevolución, ya que Capi fue desplazado a la izquierda para que Miguel Ángel Cordero formara pareja en el doble pivote junto a Rafa Barber. En cambio, Israel tenía todas las papeletas para quedarse en el banquillo como castigo por la fea acción de la Copa, pero Merino le dio la venia para que arrancara por la derecha. Sí que tuvo que ver el comienzo del duelo desde el banco Íñigo Vélez ya que en esta ocasión fue Tato el que acompañó en la punta de ataque a José Mari. Pero tampoco así funcionó demasiado bien el juego ofensivo de los azulinos. De hecho, a no ser que el esférico llegara a Israel, la creación de fútbol de los xerecistas estaba marcada por las imprecisiones.
Una única vez intentó el Xerez salir desde atrás con el balón jugado, cuando Merino vio las complicaciones en las que se metían Chema, Lombán y Robusté, le pidió al portero de Orihuela que sacara en largo o a Lombán que iniciara cambiando el juego de banda. Algo poco efectivo, pues pocas eran las veces que Capi se pegaba a la cal y menos aún las que Raúl Llorente se incorporaba a tiempo.
Con ese panorama, no fueron demasiado evidentes las ocasiones de peligro de los azulinos. Dos tuvo José Mari, una de Israel y otra de Barber. La primera del delantero llegó tras un saque de banda que Llorente metió en el área y José Mari cabeceó cerca de la escuadra. A la media hora de partido Lombán sorprendió incorporándose al ataque, cedió por raso a Tato, que asistió de tacón a José Mari. Solo el meta del Alcoyano evitó que el sevillano pusiera por delante al Xerez en el marcador.
Y es que pese al pobre juego de los azulinos en la primera parte, Barber, con una volea desde la frontal, e Israel, con una gran internada pudieron adelantar a los xerecistas antes del descanso.
En la reanudación todo cambió con el rápido gol de José Mari. Los azulinos sacaron partido de la estrategia con una falta lateral que puso en movimiento Capi y remató a la perfección José Mari. Y el tanto supuso una importantísima inyección de ilusión y tranquilidad. -¿dónde mejor que en la fábrica de la moral?-. Toda la calma y la tranquilidad que no había tenido el Xerez durante la primera parte, llegó tras el gol de José Mari. Las buenas intenciones mostradas en los primeros 45' ahora sí se veían plasmadas sobre el reducido terreno de juego de Alcoy a pesar de que los locales no bajaban el nivel de intensidad por ir debajo en el marcador. De hecho, Paco Esteban tuvo una gran ocasión para lograr la igualada con Chema batido, pero el mal disparo del delantero del cuadro alicantino rozó en Lombán y salió repelido por línea de fondo.
A medida que se consumían minutos y el tremendo calor daba un respiro, el Alcoyano ganaba metros y poco a poco fue metiendo al Xerez en su propia área. Las ocasiones no eran muy claras, pero el peligro era constante porque el balón no paraba de rondar la portería de Chema. De hecho, fueron varias las ocasiones en las que el esférico acabó en el fondo de la portería de un Chema que siempre veía aliviado como cada una de las acciones eran invalidadas -ya fuera por falta o fuera de juego- por el colegiado Vicandi Garrido.
Y así murió el encuentro, con el Xerez tratando de matar a la contra y con el Alcoyano apurando sus opciones, pero el marcador no se movió y los azulinos se quedaron con tres puntos que deben inyectar moral para afrontar con mayor tranquilidad el próximo encuentro en Chapín.