POCO

Bueno, pues nos lo vamos a creer, ¿por qué no? Y si es así, como dicen, me parece que nuestros políticos son hasta honrados, fíjense lo que les digo. O lo han escondido bien en los dos años que han tenido para rellenar los formularios, que también puede ser, o no han robado tanto como parecía. El que más tiene, el Bono, solo tiene cinco casas y un milloncejo y pico de euros, ¿qué es eso comparado con lo de Gadafi? Porque las veinte hectáreas que tiene el presidente del Congreso no las voy a tener en cuenta, seguro que son de zarza y monte bajo, no habrá ni perdices. Total, un gasto en cercados. Yo me esperaba yates, aviones privados, lingotes de oro y cosas por el estilo, pues nada de eso. Y el presidente Zapatero, me da hasta vergüenza repetirlo: no llega a los doscientos mil euros en líquido y tiene una parcela sin construir, vamos, que tiene el hueco y le falta la casa. Pues con el dinero que ha ahorrado no le llega para levantar una. A no ser que se la construya Pepe Gotero y Otilio chapuzas a domicilio. Es curioso, ocho años de presidente de uno de los países del G20 y cuando acabe el mandato se queda tirado en una parcela, como para tenerle lástima. Pero si cualquier mileurista que sepa administrar bien el dinerillo puede llegar a ahorrar esas cantidades en unos años. Y Rajoy, cinco inmuebles, que bien mirado no es tanto, con lo que viaja ese señor. Rubalcaba, pues eso, el millón para los dos coches que declara, que se lo va a gastar en ruedas y correas del ventilador. Voy a volver a votar, a creer en la democracia; me voy a desindignar de golpe. Es más le voy a perdonar a José Blanco la siestecilla que se echó el otro día en una rueda de prensa del pobretón José Luis. Si no ganan dinero, por lo menos que descansen los chicos, ¿no les parece? Ahora entiendo la tenacidad de Fraga, su entrega eterna a la causa política, normal, si ni siquiera llega al millón de euros, le faltan dos ó tres elecciones para redondear la cifra. Qué menos que un millón después de toda una vida dedicada al pueblo. Ánimo Manuel, cada vez le queda menos. No me entiendan mal. ¡Qué mentes las suyas! Pasen buen día.