Alicia Sánchez, durante el homenaje que se realizó en Granada a Carlos Cano. :: L. V.
CINE

Alicia Sánchez, viuda de Carlos Cano: «Hemos perdido buenas canciones de Carlos en los tiempos que corren»

Alcances presenta hoy el documental 'El mapa de Carlos', una obra de Pablo Coca que dibuja la vida del trovador en sus rincones favoritos.

CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Juglar de verdades y voz de denuncia. Aliento de protesta y garganta de copla. Caballero y paisano, hombre y cantante. Marido y padre, así era Carlos Cano. Ahora, diez años después de su muerte, vuelve su espíritu a Cádiz de la mano de la producción 'El mapa de Carlos'. Un documental en el que se presenta la parte más humana del cantante y se descubren sus inquietudes y sueños en un viaje por los rincones amados del artista. La cinta acoge el testimonio de familiares y amigos, como el periodista Juan José Téllez o el músico gaditano Julio Pardo.

-Hoy se estrena en Alcances 'El mapa de Carlos', un documental que rinde culto al trovador granadino diez años después de su desaparición. ¿Cómo surge este bonito tributo?

-Pues surgió por pura coincidencia. Mi hija conoció a Pablo Coca, director de la obra, en Sevilla y empezaron a hablar del tema. Era algo que la familia tenía en mente desde hacía tiempo y ahí estaba la oportunidad de llevarlo a cabo. Otro factor determinante para su grabación fue la necesidad de dar voz a ese Carlos Cano silenciado durante diez años.

-El filme recorre rincones como Granada, Cádiz o La Habana, epicentros de la obra de Carlos Cano. ¿Era en estos lugares donde hallaba la paz?

-Sí. Granada para Carlos era su rincón, su tranquilidad, el sitio al que siempre volvía porque allí descansaba su infancia y sus recuerdos. Otro de los lugares es Cádiz. Una ciudad que supuso mucho para él. Le conmovía la forma de pensar y de sentir de los gaditanos y también su luz. Y de la Habana le conquistó la ingenuidad de sus gentes. Ese brillo en sus miradas y el parecido con Andalucía en su forma de hablar. Eso le emocionó.

-¿Qué tal la experiencia de ser usted ahora objetivo de las cámaras de cine?

-Uff... Horrorosa (risas). Es una gran responsabilidad intentar ponerse al nivel de una figura tan relevante como Carlos Cano. Es la herencia que nos queda a las familias de los grandes artistas como era él.

-La verdad es que siempre fue un hombre muy discreto...

-Exacto. Por eso es tan complicado. Imagínate si le sumamos ese factor. Yo siempre estuve en mi sitio. Él era el artista y yo la encargada de proporcionarle su tranquilidad en el hogar y con sus hijas.

-Algunos autores del Carnaval de Cádiz como Julio Pardo o Antonio Martín participan en la grabación. ¿Cuál cree que ha sido la influencia de Carlos Cano en la fiesta gaditana?

-Carlos se encontró en Cádiz con un pueblo capaz de cantar las penas de otra manera, y eso le embriagó. Le sorprendió el talento de estas personas que escriben letras de Carnaval y que tienen sus vidas y sus trabajos a parte de todo eso.

-El artista granadino empezó su camino en la música enfrentándose a la realidad de forma valiente. ¿Fueron tiempos difíciles?

-Sí. Al principio fue complicado. Estábamos en tiempos de Franco y había que sortear la censura. No obstante, él se mantuvo firme en sus convicciones. Siempre estuvo donde había una causa que defender y la vida nunca lo doblegó en ese sentido. Siempre fue coherente con sus ideas desde el principio hasta el final de su carrera profesional.

-Y sin embargo, se le recuerda sobre todo por su legado en la copla

-La copla fue muy importante. Carlos intentó rescatarla del olvido y la reivindicó como expresión de una época. La sacó de las garras del franquismo. Me contó que se cantaba incluso antes de la República. Para él, la copla era la gran desconocida, una forma de expresión de sentimientos brutal. A Carlos le motivaba todo lo que tuviera que ver con la emoción y dejar las cosas en su sitio en la historia.

-Este año Jesús Bienvenido pisó las tablas del Falla con Los Currelantes, guiño a la murga del fallecido autor. Un ejemplo de que sigue vivo su mensaje...

-Claro. Su mensaje ha quedado grabado para siempre. Sus letras, por desgracia, siguen estando de rabiosa actualidad. Y digo esto porque apenas han cambiado las cosas desde que él falta. Siguen las guerras y las mismas injusticias sociales.

-Era un cantante con un fuerte sentimiento de compromiso social. ¿Cómo reaccionaría frente a la situación actual del país?

-Seguiría en la misma línea que estuvo siempre. Al lado de los más pobres y junto a la gente que sufre. No me atrevo a decir la postura que adoptaría, pero sí afirmo que nos hemos perdido muy buenas canciones de Carlos Cano en los tiempos que corren.

-Si yo le canto 'Cádiz es La Habana con más negritos, La Habana es Cádiz con más salero', ¿qué recuerdos invaden su memoria?

-Bueno pues a Cádiz. Amo a esta ciudad. Nos dio tranquilidad en momentos difíciles, sobre todo cuando Carlos políticamente estaba muy solo. Aquí se sentía libre. Las personas que piensan libremente no sirven para ningún político.

-El artista destacaba por su dulzura y sencillez en el escenario, ¿era así también en la intimidad?

-Claro. Era un hombre tierno y sensible. Fue maravilloso compartir la vida con una persona que te enseñaba tantas cosas. Solo trasmitía alegría y siempre sacaba el lado positivo de las cosas. Muchas veces me gustaría volver a escuchar sus sabios consejos.

-Y para concluir, después de este huracán de recuerdos, ¿qué sensación se le queda cuando ve el documental?

-Es una sensación agradable aunque también triste. Es duro mantener el tipo cuando estás viendo pasar tu vida a través de un documental. Trasmite todo lo que Carlos ha sido y sigue siendo. Un trabajo muy respetuoso.