EL VAPOR
Actualizado:Hace ahora una semana se nos fue a pique el Vapor. Si, el Vapor con mayúsculas, porque, después de tantos años prestando servicio a nuestra bahía, se lo ha ganado a pulso. Ahora, que duerme plácidamente en lo más profundo de nuestro muelle, es momento de valorar lo que se ha perdido. Actualmente está considerado un BIC por nuestros políticos, aunque muchos no se hayan montado en él ni una sola vez. Nosotros, los gaditanos y portuenses, debemos considéralo un BIS (bien de interés social) ya que desde que comenzó a surcar nuestras aguas, ha servido como nexo de unión entre El Puerto y la capital. No recuerdo cuando fue la primera vez que me monté en él porque, al haber nacido en esa bella población, mis primeras venidas a Cádiz fueron cuando todavía no tenía uso de razón y desde entonces han sido muchas hasta que mi padre se trasladó a Cádiz. Pepe, su capitán, con su gorra calada y su cara enjuta, lo pilotaba hábilmente haciendo «la travesía» soplara el viendo que soplara. Modificaba hábilmente su deriva para que los pasajeros no sufriéramos los envites de las olas, aunque a veces era inevitable y nos poníamos pipando. Fue, cuando no existía el puente, el transporte más rápido y eficaz para llegar a Cádiz. Recuerdo que mi padre me contaba que el día de la Explosión de 1948 al no existir otro medio de transporte lo utilizó para llegar a prestar sus servicios en el Mora tras la catástrofe. Soy defensor de su reflotación, por supuesto, y aunque los catamaranes sean más veloces, el Vapor debe seguir surcando nuestra bahía por los siglos de los siglos. Bajo ningún concepto puede perderse que ya hemos perdido demasiadas cosas sin rechistar. Quizás no sea rentable pero al menos es romántico.