GOLPE DE AUTORIDAD
Actualizado: GuardarLa canciller alemana, Angela Merkel, dio ayer un golpe de autoridad sobre el páramo yermo de la crisis europea. «Mi misión es sacar a Europa de la crisis». Casi nada. Después de haber marcado con precisión los límites de la libertad nacional y tras haber impuesto las actuaciones más duras, sin piedad ni contemplaciones, ahora se responsabiliza de los resultados en una actitud que le honra. La ocasión de su intervención se la proporcionó el Tribunal Constitucional, que aprobó la intervención germana en la crisis griega. Un alivio legal esperado, pero también imprescindible.
Merkel proporcionó la razón económica que sustenta la decisión legal. «El futuro de Alemania es inseparable del futuro de Europa». Tiene razón. Cuando los países -o las regiones- ricos se quejan de sus aportaciones a la causa común y se quejan de lo que ellos consideran los excesos de la solidaridad, hacen análisis a veces equivocados y siempre parciales pues olvidan el aspecto comercial de las relaciones mutuas. Igual que el Barcelona y el Madrid necesitan equipos a los que ganar, ellos necesitan mercados en donde vender los productos que fabrican. Si estos se atascan en la recesión, dejarán de hacerlo y notarán sus efectos.
En cualquier caso, hace años, este tipo de declaraciones habría irritado los orgullos nacionales y levantado las suspicacias generales. No creo que tal cosa suceda hoy. Hemos perdido la confianza en nuestras fuerzas y nos importa muy poco el color del pasaporte de quien nos salve, si es que, al final, nos salva. Llevamos meses recibiendo órdenes y obedeciéndolas sin rechistar. Ahora nos aseguran que la operación se culminará con éxito. Pues bienvenido sea. Laus Angela.