CRUCIGRAMAS DE PISTAS FALSAS
Actualizado:Algunos ilustres de la política andaluza, como son los casos del notable Arenas, presidente del PP andaluz, y José Antonio Griñán, juntero mayor de la filantropía autonómica, andan por estos predios autonómicos blandiendo espadas curvas (sarracenas) y rectas (cristianas) y advirtiendo a la pasiva audiencia andaluza que el enfrentamiento entre los próximos al 'diesel' Arenas y al 'turbo' de gasolina de alto octanaje del delicuescente Griñán, príncipe regente a la espera de ejercer como juntero mayor de la autonomía andaluza, paciente como un árabe y discreto como un agente de la CIA, se las traen tiesas entre miradas envenenadas y cuentas pendientes.
La vida política es un crucigrama de pistas falsas y caminos que terminan en la boca de un precipicio. «Lo que no le gusta lo elimina (deroga)» dice el templado Griñán de Arenas. Griñán es más cortesano y Arenas como más cortijero. Fíjense si Griñán será cauto que, al margen de dormir con un ojo abierto y otro cerrado, se huele que Arenas aspira a todo, como el Barça de Guardiola. Y así está la afición: trinando. Todo se lo llevan entre tres o cuatro y los demás se quedan a la intemperie.
Todo comenzó cuando en la Junta sentenciaron que cada presidente marroquí nuevo tenía que visitar preceptivamente al rey de Marruecos, nieto de un sultán e hijo de rey Hassan II. A Arenas le encantaría ser un fundador de una dinastía de presidentes andaluces, pero llegó tarde por dejarse querer por el desaparecido Aznar y quedar desplazado por un empellón que le propinó Álvarez Cascos, un tipo como Pelayo y que no llegó con tiempo, tampoco, a las pinturas rupestres de las cuevas asturianas.
Aquí, en Andalucía, las cosas son más fáciles. Te haces hermano mayor de una cofradía de Semana Santa y tienes un abono para las corridas feriales y un palco para las óperas inmortales en el coliseo de la ciudad. Mientas, el que mola de verdad es uno de los 'sabios' de la Unión Europea, de adscripción sevillana: Felipe González. La noche del golpe de Estado del desabrido Tejero, consiguió que el guardia civil golpista rehusara durante toda la madrugada su mirada de ex presidente. Tigres de papel con tricornios.