Sociedad

PISTAS FALSAS

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Algunos empresarios, dignos de mejor suerte y de un país más adecuado para emprender algo, se están pegando un batacazo. Si alguien se alegra, además de ser un envidioso es un cretino. El resbalón se atribuye a que han pisado faldones y por eso ahora los persigue el fúnebre cobrador del frac. Si bien es cierto que sin marineros no habría patrones, hay que reconocer que el terrible sistema que hemos adoptado si no hubiese personas que se juegan su dinero muchos de sus compatriotas se quedarían, no solo sin trabajo, sino sin recreo. Ahora se le sigue la pista al primero, que no suele dejar huellas de su huida. En cuanto al yermo campo laboral, con cinco millones de parados, más o menos -menos que hoy y más que mañana- todos sabemos cómo va a ir su móvil contabilidad en Europa. Lo que más nos preocupa en su «rabo por desollar», que dijo don Antonio Machado, hablando de su inhóspita patria.

El miedo siempre nos hace pensar con los pies, más que nada para ponerlos en polvorosa. De aquellos polvos estos lodos que nos están enfangando. Cunde el pánico por la quiebra de Grecia. Schröder, Jacques Delors y Felipe González, que sigue teniendo no solo más cabeza sino más corazón que nuestros últimos líderes, abogan por emitir eurobonos. Son partidarios de avanzar en la integración para combatir la horrible crisis. Hay que financiar la deuda, pero antes habrá que sosegar, en la medida de lo posible, a los demagogos.

Eso de crecer económicamente rechazando los impuestos al patrimonio y a la banca nos suena muy bien incluso a los que no tenemos un gran patrimonio ni un dinero apreciable en ningún banco, pero requiere algún milagro visible. ¿Cómo se consigue? Nos van a prometer muchas cosas en épocas electorales. Nuestro caudal de esperanza, a diferencia del otro, es inagotable, pero el dinero hay que buscarlo donde está. Perseguirlo donde estuvo y se lo llevaron no conducía a nada. Lo que era de todos está en tierra de nadie.