elecciones generales

Rubalcaba renuncia ya al grito electoral de «¡vamos a ganar!»

El candidato del PSOE dice que la frase le parece una falta de respeto hacia los ciudadanos, verdaderos «dueños de los votos»

MADRID. Actualizado: Guardar
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No dirá «vamos a ganar». Es quizá una de las frases más reiteradas en los mítines de los principales líderes políticos contienda electoral tras contienda electoral, pero Alfredo Pérez Rubalcaba aseguró ayer que él la tiene casi proscrita. «No tiene nada de malo, pero me parece poco respetuosa con los dueños de los votos que son los ciudadanos», justificó ante el grueso del grupo parlamentario socialista, reunido en la sede del partido para conocer de su boca las líneas maestras de la oferta con la que concurrirán a los comicios del 20 de noviembre.

Diputados y senadores habían sido convocados por su 'líder de hecho' a la «presentación» del borrador de la ponencia que se discutirá entre el 30 de este mes y el 2 de ocubre en la Conferencia Política del PSOE, pero salieron con las manos vacías. El texto no llegará a sus manos hasta el sábado, día en el que será remitido a las federaciones para que puedan presentar sus sugerencias o propuestas alternativas en forma de enmienda. En su lugar, los parlamentarios recibieron una charla en la que Rubalcaba volvió a remarcar su deseo de recuperar las esencias de la socialdemocracia y su afán por conectar con esa parte de la sociedad que se identifica con los 'indignados' y el 15-M.

A ese sector iba dirigido, probablemente, el mensaje de que no gritará, como según aseguró no ha hecho nunca, victoria como si de un partido de fútbol se tratara. Lo ofreció como un gesto de regeneración política, pero su tono se pareció mucho al del entrenador que se sabe al frente de un equipo perdedor y se esfuerza por mantener al menos vivo el pundonor. «Vamos a ganar en trabajo, en rigor, en propuestas, en ilusión...el resto -convino- lo pondrán los ciudadanos».

El trabajo ya ha empezado. Ni el candidato ni su equipo han tenido apenas descanso en todo el mes de agosto y de aquí a la precampaña casi no le quedan días sin actos. Las propuestas están aún por terminar de definirse. Más allá de su idea de reformular el extinto impuesto de patrimonio e introducir un tasa para las banca una vez acabe el proceso de reestructuración para financiar el empleo, el dirigente socialista dio pocas pistas concretas de sus planes, pero en unas pinceladas estableció sus prioridades: el mantenimiento de la sanidad gratuita y universal y la mejora de la calidad de la educación; el empleo; la culminación de las reformas estructurales, y el perfeccionamiento de la democracia.

Vista a Europa

Rubalcaba defendió que la «burbuja ideológica» por la que también se dejó arrastrar el socialismo y que ha permitido a los mercados «campar por sus respetos» se ha pinchado pero admitió que aún no ha sido sustituida por nada. Debería ser Europa, alegó, la que se ponga en marcha para llenar ese espacio porque el suyo es el «modelo más perfeccionado» de bienestar social en un mundo en el que las economías emergentes crecen a costa de los derechos básicos de los ciudadanos. «Esa es la globalización a la que nosotros nos oponemos», dijo.

«Los españoles necesitamos una Europa que nos defienda en el mundo y que defienda un sistema moral que creemos superior», insistió. Bajo ese paraguas europeo presentó el grueso de sus propuestas, las sociales y las económicas.

El candidato socialista se comprometió a llevar a cabo la «última gran reforma estructural» que le queda a España, la del sector energético, y avanzó algo que estaba en el aire, dado que él siempre perteneció al sector más pro energía nuclear del Gobierno: el programa electoral del 20-N volverá a incluir, como el de 2008, la promesa del «cierre paulatino» de las centrales.

Rubalcaba admitió que se trata de un tema complejo (Gobierno y PP lo han negociado sin éxito en varias ocasiones) pero alegó que la dificultad de esta y otras iniciativas, como la reforma del sistema electoral, no puede eximir a los dirigentes políticos de hacer propuestas «sin miedos ni tabúes».

«Los ciudadanos no rechazan la política; quieren una politica más eficaz, con normas claras, que no se haga contra el otro sino a favor de todos», dijo.

Entre las certezas del futuro programa del PSOE hay también otros dos asuntos: la ley de igualdad de trato y de muerte digna, dos de las medidas estrella de la oferta con la que José Luis Rodríguez Zapatero se presentó a las elecciones en marzo de 2008, se repescarán en la próxima legislatura tras haber decaído en el Parlamento por culpa del adelanto electoral.