El miedo de Wall Street arrastra a las Bolsas en una jornada de confusión y nervios
El Ibex-35 suma una caída del 1,61% al descalabro del pasado lunes y pierde la cota de los 8.000 puntos
MADRID.Actualizado:Tras la tempestad, no siempre llega la calma. Al derrumbe que sufrieron el lunes las Bolsas le sucedió ayer otra jornada de caídas casi generalizadas, aunque menos intensas. La sesión estuvo marcada por los nervios y la confusión en los parqués, donde por la mañana se sucedieron los altibajos para, finalmente, imponerse el pesimismo insuflado por Wall Street, que el día anterior se había librado del desastre por ser festivo en EE UU.
En Madrid, mientras los políticos se afanaban en llamadas a la calma que sirvieron de poco, el Ibex-35 añadió una caída del 1,61% al batacazo del lunes (4,69%) y cerró en 7.936,4 puntos, cota inédita desde los peores momentos de la recesión de 2009. La prima de riesgo bajó de 341 a 334 puntos básicos, un nivel que para el Gobierno aún está «por encima de lo que justifican los fundamentales de la economía».
La sesión comenzó con vaivenes en las principales plazas europeas, que intentaban sobreponerse al varapalo de la víspera y al miedo a una segunda recesión global. La volatilidad tan pronto permitía leves aumentos en los índices como pequeñas bajadas. Al final, entre los principales parqués del continente, sólo Londres esquivó la caída. En el resultado final fue decisiva la apertura a la baja de Wall Street, que evidenció que el temor a la recaída está lejos de disiparse.
En la arena financiera internacional irrumpía a primera hora el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, para matizar desde Singapur unas declaraciones suyas del pasado sábado, en las que avisó de serios riesgos para la economía global este otoño. Palabras que, unidas a otras de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, fueron decisivas para desatar la tormenta del último lunes negro.
«No creo que Estados Unidos y el mundo vayan a entrar en una segunda recesión, pero hay altos niveles de incertidumbre», repitió Zoellick, para después recomendar a Europa que aumente su unidad y cooperación financiera. Dirigentes europeos y españoles se sumaron enseguida al llamamiento a la calma. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que pese a las amenazas que pesan sobre las finanzas del viejo continente sigue de gira por Oceanía, recalcó en Sidney que la UE y el euro «sobrevivirán» y saldrán «fortalecidos» de esta crisis.
Por parte del Gobierno español, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, se apresuró a descartar que vaya a producirse una segunda recesión. Salgado atribuyó los problemas actuales a que «el crecimiento se está desacelerando» -como muestran los últimos publicados por Eurostat- y subrayó que España no está al borde de un rescate financiero.
Prima de riesgo
La vicepresidenta, que no acudió a media mañana al Congreso de los Diputados para atender una comparecencia que la cámara había anunciado, volvió a la carga horas después. Insistió en que el elevado nivel de la prima de riesgo no se corresponde con «los fundamentales» de la economía -a su juicio debería estar en torno a 150 puntos- y descartó nuevos ajustes para cumplir los objetivos de déficit. Sus palabras entraron en contradicción con unas declaraciones del ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, que no descartó que el Consejo de Ministros del próximo día 16 reinstaure el impuesto del Patrimonio.
Horas después y con los mercados ya cerrados, en Ankara (Turquía), José Luis Rodríguez Zapatero, atribuía la crisis actual a «un problema de fondo que es Grecia, que sigue generando gran inquietud» al que se han unido malos datos que apuntan a una ralentización del crecimiento. El presidente del Gobierno aseguró, tajante, que España será capaz de financiarse «por sí misma», pero añadió más incertidumbre al debate sobre si habrá nuevas medidas de austeridad: «Las que pueda haber, si es que hay alguna, permítanme que no las anuncie desde Ankara, sino que el Gobierno lo haga desde España y lo explique adecuadamente», declaró.
Para entonces, el pesimismo de Wall Street ya se había contagiado a los mercados de Europa. Los principales valores del Ibex-35 cerraron en rojo: Iberdrola cedió un 2,12%, Santander un 2%, Telefónica un 1,89%, BBVA un 1,67% y Repsol un 0,7%. En el resto de plazas la tónica fue similar: Fráncfort se dejó un 1%, París un 1,13% y Milán un 2%. Sólo Londres se salvó de la 'quema', con una subida del 1,06%.