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El escándalo del chantaje a Berlusconi saca a la luz que hizo pagos ilegales

ROMA. Actualizado: Guardar
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El último escándalo de Silvio Berlusconi, en el que por una vez tiene el papel de víctima pero que le está poniendo contra las cuerdas, se vuelve cada vez más interesante. Se trata de la investigación abierta en Nápoles por el presunto chantaje al que le sometía Giampaolo Tarantini, el empresario que se hizo famoso en 2009 en el primer escándalo sexual del primer ministro italiano por su relación con la prostituta Patrizia D'Addario.

Tarantini, un joven ambicioso que buscaba contratos en Bari para su empresa de prótesis, era quien llevaba prostitutas a la casa de 'Il Cavaliere' en Roma con la esperanza de recibir favores, aunque siempre mantuvo que el mandatario ignoraba la profesión de las señoritas. Pero ahora se descubre que Berlusconi le ha estado pagando a él y a su extraño socio, Walter Lavitola, hasta 850.000 euros. La Fiscalía sostiene que por su silencio. Pero además apunta que el jefe de Gobierno habría violado con estos pagos en contante las normas contra el lavado de dinero, que obligan a documentar transacciones superiores a 5.000 euros.

El primer ministro italiano sostiene, como otras veces, que se trata de pura beneficiencia a personas en apuros que acuden a él. Para redondear el caso, en las habituales toneladas de escuchas telefónicas Berlusconi, usando un móvil a nombre de un peruano para burlar posibles controles, se despacha diciendo que está harto de Italia, «un país de mierda», y que lo dejará dentro de poco. 'Il Cavaliere' deberá prestar declaración, en calidad de testigo y sin posibilidad de escaquearse, en los próximos días para contar su versión.

En realidad fue su revista 'Panorama' la que publicó la noticia, un intento de desactivarla al presentar los pagos como fruto de la generosidad del mandatario. Pero no ha servido de mucho. La propia secretaria histórica del líder del centro-derecha, Marinella Brambilla, fue interrogada la semana pasada y confirmó que era ella quien entregaba los billetes.