Los armadores del Vaporcito aún no saben si lo volverán a poner en funcionamiento
Las labores de reflotamiento continúan sin que haya una decisión tomada sobre el destino final del emblemático barco
Actualizado: GuardarEl reflotamiento del Vaporcito ya es cuestión solo de días. Las administraciones públicas se han volcado en el intento de hacerlo resurgir del muelle Reina Victoria, sin embargo ese apoyo de nada valdrá si finalmente la empresa propietaria de la motonave no quiere volver a ponerlo en funcionamiento. En este sentido, el abogado de Adriano S. L., Ángel Vallejo, corroboró ayer a este periódico que la decisión de reactivar o no las rutas «no está aún tomada». Es decir, sus clientes –el gerente de la empresa, Andrés Fernández Valimaña, y el administrador, Antonio Somorrostro– están todavía barajando todas las posibilidades. Como dueños del barco, tendrán la última palabra a la hora de volver a llevar pasajeros de Cádiz a El Puerto y viceversa. Todo dependerá del rescate y de las condiciones en las que quede la embarcación, así como del desembolso que suponga repararlo.
Por todo ello, y hasta que estas cuestiones no se concreten, el destino del Vapor sigue siendo un enigma. El abogado, como portavoz de los responsables del barco, aclara al respecto que sus clientes también tienen unas obligaciones y responsabilidades con respecto a la Consejería de Cultura, ya que el barco es un Bien de Interés Cultural (BIC). Eso quiere decir que en el caso de que el pequeño buque no vuelva a navegar, Cultura tendrá mucho que decir sobre el futuro de este símbolo para la Bahía. Ya el Ayuntamiento portuense y el gaditano habían advertido de la importancia del dictamen final de la empresa que gestiona el Vaporcito antes de entregarse de lleno en ayudar en ese rescate tan clamado por los ciudadanos. El presidente del Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario, Francisco Menacho, hizo también ayer alusión a esta cuestión e insistió en que «hay que esperar a conocer el informe sobre el estado y a la decisión del dueño del barco para saber si está dispuesto a reflotar la empresa y seguir con los viajes»
Mientras, las labores para sacar la embarcación continúan su cauce a la espera de la entrega del plan de rescate. Para elaborar esa documentación, un equipo de buzos de la empresa Divership está inmerso en el análisis de la situación del casco y ya están preparando el barco para izarlo con una grúa. Las conclusiones a las que lleguen estos expertos serán claves para redactar el plan y presentarlo a la Autoridad Portuaria y a Capitanía Marítima.
Pero no solo el rescate está aún en el aire, hay otra parte de la investigación encargada de esclarecer las causas que llevaron al ‘Adriano III’ a chocar contra la Punta del Sato. En este sentido, hay que marcar dos vías independientes de investigación, la administrativa y la judicial. Esto es, el expediente que Capitanía Marítima ha presentado a la Comisión de Accidentes Marítimos del Ministerio de Fomento es solo un trámite administrativo e informativo. En esos papeles solo constan las versiones del patrón y de la tripulación. No obstante, cuando el barco se alce de nuevo a la superficie será sometido a un reconocimiento con el fin de comprobar si el estado de las máquinas y de su estructura coincide con las declaraciones tomadas.
De forma paralela, las quince denuncias presentadas por los pasajeros ante la Comandancia de la Guardia Civil de los servicios portuarios se trasladarán al Juzgado de Instrucción, donde se estudiará si se desestiman o si, por el contrario, se abre una causa penal. En el caso de que la Justicia decida seguir la investigación, podría requerir a Capitanía Marítima ese informe administrativo. En relación a estas denuncias, Vallejo solo añade que «nos atendremos a lo que dicte el Juzgado», mostrando su deseo de que «todo se aclare, como se aclaró con la prueba de alcoholemia que el patrón no estaba ebrio».
Hasta el momento, el barco sigue encallado en el fondo del muelle. Presenta una brecha de cinco metros de longitud junto a la proa, a estribor (derecha) y algún ligero daño a babor.