Los niños también sufren al volver a clase
Apatía, cansancio, falta de concentración e irritabilidad son algunos de los síntomas que revelan que la vuelta al colegio no es tan fácil El síndrome postvacacional no solo afecta a los mayores
JEREZ Actualizado: GuardarSolo falta una semana para que los niños cambien la piscina por los pupitres. El verano toca a su fin y el inicio de las clases supone el regreso definitivo de muchas familias a la normalidad de horarios y costumbres. Pero igual que los primeros días de trabajo no son fáciles para los mayores, la vuelta al colegio también puede alterar a los pequeños. Es lo que se conoce como el síndrome postvacacional escolar, que pueden sufrir entre el 5 y el 8% de los alumnos desde la etapa de Infantil hasta 2º de ESO.
Apatía, mal humor, falta de concentración, irritabilidad y alteraciones del sueño son los síntomas que deben poner en guardia a los padres. Lo habitual es que la situación se normalice a los diez días como máximo pero si no es así es aconsejable acudir a un especialista. «Los llantos de los más pequeños y los dolores de barriga que tendrán estos días son llamadas de atención», indicó al respecto Juan Pinto, psicopedagogo.
Es precisamente ahora cuando las familias pueden poner freno a la aparición de ese malestar de los primeros días de clase. El objetivo es conseguir una adaptación paulatina de horarios y hábitos para que el 12 de septiembre no suponga una ruptura traumática en la rutina que el niño ha disfrutado en los últimos meses. «Es importante implicar a los niños en este proceso por lo que deben acompañar a los padres a comprar el material escolar. Antes de salir de casa, es bueno que revisen juntos el material del curso anterior que todavía les puede servir. Además de implicarlos en la tarea, estaremos fomentando el ahorro en nuestros hijos», aconsejó el especialista jerezano, con consulta en la Clínica Serman.
También se pueden aprovechar los ratos libres para hacer algunos ejercicios de las materias que más les hayan costado. Según Juan Pinto, sería como realizar «una pretemporada escolar, sin olvidarnos del componente lúdico».
El psicopedagogo ha percibido en las nuevas generaciones «menos ganas de volver al colegio» y en eso ejerce mucha influencia «la actitud de los docentes. El profesor debe llegar a la clase con las pilas cargadas y muchas ganas de seguir enseñando. Debe primar lo vocacional por encima de otros problemas como pueden ser este año las huelgas», añadió. Las consecuencias de la poca motivación de un docente pueden llegar a las dificultades de aprendizaje».
A la cama a las 21.00 horas
El gran caballo de batalla de padres e hijos suele ser la hora de acostarse. La recomendación de Pinto es que deben estar en la cama entre las 21.00 y las 21.30 horas para dormir lo suficiente. Al día siguiente se levantan temprano y tienen que estar alerta para rendir cinco horas seguidas. «Hay zonas del cerebro como los lóbulos frontales cuyo desarrollo no concluye hasta los 20 años, por lo que si a un niño se le va privando de sueño a medida que va creciendo, también se verán afectados el aprendizaje, el humor, la conducta y la atención», insistió Pinto. «Los padres deben ser rígidos en cuanto al sueño -indicó el especialista- porque un niño que duerme poco puede padecer en el futuro un problema de aprendizaje».
Las familias pueden aprovechar esta semana también para abrir la curiosidad del niño con respecto al nuevo curso escolar hablándole de forma distendida de las posibles novedades, de si sus amigos habrán crecido mucho, de su habrá profesores nuevos o habrán hecho una reforma en el colegio. Lo que hay que evitar a toda costa es el recurrente «qué ganas tengo de que el niño vaya ya al colegio» porque «puede producir una consecuencia muy negativa, el rechazo a las clases, y la consiguiente prolongación del síndrome postvacacional escolar», explicó Juan Pinto.
También puede contribuir a generar ilusión programar con el menor la realización de una actividad extraescolar «que sirva como reforzador del interés». De esta forma «conseguiremos crear una inquietud paralela al colegio». Precisamente sobre las actividades fuera del horario lectivo alerta el especialista jerezano: «Creo que el estrés infantil existe ya que hay niños con actividades extraescolares todos los días y hasta las siete de la tarde. Cuando llegan a casa cansados, además, tienen que hacer los deberes». El consejo es que esas clases académicas o deportivas solo ocupen «un par de días a la semana».