ESPAÑA

CiU amenaza con romper con el PP en Cataluña

La batalla lingüística abre la primera brecha en el acuerdo suscrito entre ambas formaciones

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El matrimonio de conveniencia, o la pareja de hecho, que forman CiU y el PP en Cataluña corre el riesgo de saltar por los aires por culpa de la batalla lingüística. El ultimátum de dos meses que le ha dado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) a la Generalitat para que proceda a la revisión de la política de inmersión lingüística en las escuelas, en cumplimiento de una sentencia del Tribunal Supremo, ha vuelto a enfrentar a los partidos catalanistas con los constitucionalistas y amenaza con abrir una brecha entre CiU y el PP, después de haber pactado hace mes y medio los Presupuestos de 2011.

Los populares presentarán hoy una propuesta en el Parlament con la que pretenden forzar al Govern a cumplir la sentencia en toda su extensión, es decir, incorporar el español, junto al catalán, como lengua vehicular en una enseñanza, que, por lo general, imparte todas las asignaturas en catalán, al margen de las dos horas que hay de castellano. Si el Govern incumple este auto, «deteriorará las buenas relaciones» que mantiene con el PP, dijeron desde el PP. La respuesta la dio el presidente de la Generalitat, Artur Mas: «Nos mantendremos firmes en la defensa de la identidad catalana, de la cultura y una lengua más que centenaria. Lo haremos desde el Govern, lo haré yo como presidente, y espero que todas las instituciones también sabrán defenderlo».

El fallo sobre el modelo de inmersión lingüística ya ha provocado, por tanto, la primera bronca en la pareja CiU-PP, cuando apenas habían regresado de la luna de miel. Sin embargo, no hay que obviar que dentro de dos meses y medio hay elecciones generales y, en función de lo que decida el TSJC sobre le recurso del Govern, puede que la crisis no sea más que una tormenta de verano, propicia para que cada uno saque pecho ante su electorado.

En cualquier caso, en Cataluña, los peor pensados fruncen el ceño al ver que el auto del TSJC llegó el mismo día en que se reformaba la Constitución sin el visto bueno de los nacionalismos periféricos. Y es que, para un amplio sector de la sociedad, ambos episodios (y la sentencia sobre el Estatut) son la misma cara de una moneda que tiene un propósito claro de ir diluyendo el autogobierno catalán, reflexionaba Jordi Pujol ayer.

Tortuosa relación

No obstante, la relación entre CiU y PP, como en todas las parejas, siempre ha sido complicada. El pacto del Majestic, suscrito en 1996 entre José María Aznar y Jordi Pujol y que entre otras cosas suponía la aceptación por parte del PP de la Ley de Política Lingüística, dio paso al periodo de mayor entendimiento entre ambos, que se prometieron apoyo mutuo en Madrid y Barcelona. El idilio (el de la época en que el expresidente del Gobierno hablaba catalán en la intimidad) duró cuatro años, hasta que el PP logró la mayoría absoluta en 2000.

Luego vendría el pacto de Tinell, el Estatut, el recurso del PP al Constitucional, las campañas anticatalanas por toda España, las llamadas al boicot de los productos catalanes, la promesa de Artur Mas, ante notario, de que no pactaría con el PP, y un largo etcétera. Casi una década de desencuentros. Hasta este año. Porque antes del verano, CiU y el PP oficializaron el inicio de una «nueva etapa de relaciones».