Rajoy enfila el camino del 20-N
El PP reitera en un proyecto centrista su preocupación por los emprendedores
Actualizado:Mariano Rajoy pronunció ayer el tradicional mitin del comienzo del curso político en Soutomaior (Pontevedra) y lanzó un primer mensaje encaminado a preparar a la gente para un porvenir incierto y a avisar de que la salida de la crisis no va a ser fácil. La percepción que tiene últimamente el PP de la crisis es muy negativa, ya que Génova piensa, como casi todo el mundo, que no solo la coyuntura es mala sino que estaría empeorando a ojos vista. Sin embargo, el entorno de Rajoy tiene claro que un excesivo dramatismo es peligroso, como quedó de manifiesto en el Reino Unido con el discurso muy en negativo de Cameron, que a punto estuvo de costarle el triunfo. De ahí que Rajoy se haya limitado a subrayar que «la tarea que queda por delante es muy difícil» y que a ella se entregará, si vence el 20 de noviembre, «buscando las máximas complicidades», pues el «proyecto de recuperación nacional» que necesita España requiere «el concurso de todos». Sin omitir la advertencia de que «quien piense que las cosas serán fáciles, se equivoca; quien piense que se pueden hacer sin esfuerzos, se equivoca; y si alguien piensa que hay una varita mágica para solventar todo en media hora, se equivoca». Después de este ejercicio de realismo, el líder de la formación conservadora reitera las claves centristas de su proyecto: una especial preocupación por los emprendedores, a quienes ayudará mediante estímulos fiscales, y una rebaja de la tarifa del Impuesto de Sociedades en cinco puntos, como ya consta en la Ley de Emprendedores que anunció antes del verano. El presidente del PP dedicó poco espacio a criticar a Zapatero, pero sí, como es natural, apeló a los primeros pasos de los nuevos gobiernos de su partido: tras una escueta referencia al 'legado' y de agradecer irónicamente al Ejecutivo actual que haya dejado tan claro que no hay que hacer para gobernar un país, prometió que él actuará «desde el diálogo, la centralidad y la concordia», por cuanto su Gobierno no quiere «ni líos, ni disputas, ni crispación, ni problemas». El mensaje es correcto pero quizá fuera pertinente derramar un poco más de ilusión para movilizar a un electorado que, además de estar postrado, ha dejado de creer en el futuro.