EXTERIORES ROBADOS

FACHADA ILUSTRADA

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Desde el reposado mirador de la muralla de San Carlos, el paseante repara en la formación de ventanales que ocupa la fachada del edificio que se alza entre la calle de la República de El Salvador y la plaza de España de Cádiz; en su orden armonioso, en su ritmo marcial, en sus altos frontones, advierte los ideales de los ilustrados: proporción, jerarquía, fe en la razón humana, reverencia a la sabia Antigüedad.

El Cádiz que encuentra el paseante en nuestros días es una ciudad del siglo XVIII, vestida en el XIX con mármoles románticos, y remendada en el XX de nuestros pecados.

En los bloques de viviendas del barrio de San Carlos, levantados por los ingenieros militares de Carlos III en las mejores décadas del siglo XVIII, lucen los ideales filantrópicos y la dócil estética de un tiempo que creyó en el entendimiento de los hombres. Ahí siguen, poblados de almas que los mantienen vivos, ofreciéndonos el gozo del pasado y la esencia.