Varios modelos de pistolas, en la línea de producción de una fábrica de armas de Vitoria: / Archivo
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Armas bajo sospecha

El embargo de material de defensa a Libia canceló menos del 1% de los contratos en vigor

MADRID Actualizado: Guardar
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El 9 de marzo, tres semanas después de desatarse las primeras protestas contra el régimen de Muamar el Gadafi, el Gobierno canceló las dos únicas licencias de exportación de material de defensa a Libia que estaban en vigor. Se trataba de mil gafas de visión nocturna y 301 accesorios para las Fuerzas Armadas libias "por valor de 7.875.975 euros", según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

La decisión cumplió con el embargo internacional decretado en febrero por la ONU y la UE ante la violencia ejercida por el régimen de Gadafi contra su población. Sin embargo, la cancelación apenas tuvo efectos prácticos. El informe sobre exportaciones de material de defensa y doble uso remitido por el Gobierno al Parlamento, referido a 2010, especificaba que se vendieron a Libia gafas de visión nocturna y otros complementos por valor de 7.847.598 euros. Es decir, que a 31 de diciembre pasado sólo faltaba por ejecutar 28.377 euros, el 0,36% del contrato, que fue precisamente lo que se canceló el 9 de marzo.

El embargo tampoco afectó a otra partida de 3,4 millones destinada a la actualización de motores de aeronaves que se realizó en 2010. Iba destinada a la reparación de aviones de transporte Hércules de las Fuerzas Armadas del país norteafricano. El contrato fue autorizado por el Gobierno en 2009, después de que la Junta Interministerial encargada de revisar las licencias de armas, conformada por los Ministerios de Industria, Defensa, Economía y Asuntos Exteriores, diera su visto bueno.

En total, España exportó a Libia antes de las protestas 11,2 millones en material de defensa, una cifra que apenas supuso el 1% del total de las ventas del pasado año, que ascendieron a 1.128 millones, pero que representa el volumen más alto de todos los países del norte de África, en pleno proceso de transformaciones políticas fruto de las revueltas populares.

Legalidad

Fuentes del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio señalaron que en marzo se canceló todo el material que estaba pendiente de enviar a Libia y recordaron que no fue hasta mediados de febrero cuando la ONU y la UE decretaron el embargo internacional de armas al régimen de Gadafi. Por este motivo, aseguran, todas las ventas anteriores "fueron legales" porque no había ninguna sanción en vigor; y a partir del embargo las empresas fabricantes conocedoras de la situación "no están solicitando licencias de exportación a este destino".

El investigador principal de seguridad y defensa del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga, asegura que España ha cumplido la legalidad en el caso de Libia y que el material de defensa exportado "no tiene una fiabilidad militar" como para estar preocupados. "La venta de armamento a Libia no ha sido negocio, porque contratos por 11,2 millones es el chocolate del loro comparado con otros acuerdos más lucrativos en el sector petrolífero", afirma.

Buena parte del stock de armamento libio procede de Rusia y del mercado de segunda mano, y está anquilosado. "Si Gadafi hubiera querido las empresas españolas hubieran vendido mucho más material de defensa en los últimos años", señala el investigador de Instituto Elcano.

Las ONG que forman parte de la 'coalición armas bajo control' consideran una buena noticia que se hayan revocado las licencias de exportación a Libia, pese a que se tenía conocimiento de la "fuerte" restricción de derechos civiles en este país y la "dura" represión contra cualquier disidencia. Sin embargo, para la UE y para España Libia no violaba los derechos humanos, uno de las cláusulas que recogen los acuerdos sobre el control del comercio de armas.

Prevención

El analista del Instituto Elcano apuesta por la importancia de la industria militar y defiende que el Gobierno no aplique restricciones "selectivas" a países que no son preocupantes. Además, "en el caso de Gadafi su régimen tenía levantada las sanciones de la ONU y el comercio con Europa era regular. Se actúo bien", asegura.

La responsable de Política Exterior de Amnistía Internacional, María del Pozo, señala, en cambio, que pese a revocarse las licencias "se debe acentuar el enfoque preventivo para evitar consecuencias indeseables". Por ello recomienda a la Junta Interministerial que revise "urgentemente" caso por caso todas las transferencias y exportaciones a todos los países del Magreb y de Oriente Próximo.

En 2010, por ejemplo, se denegó una única licencia de exportación de material de defensa a la República de Guinea para la venta de vehículos todo terreno. La justificación es que existía el riesgo de que se desviase ese material a un uso no autorizado o se reexportase en condiciones no deseables a un tercer país.

La Secretaría de Estado de Comercio informó en junio al Parlamento que se había levantado la suspensión que pesaba sobre las nuevas solicitudes de exportación a Túnez y Egipto y el "escrutinio especial" sobre el resto de países del Magreb y Oriente Próximo. Una decisión criticada por las ONG en tanto en cuanto "no se conoce el criterio final de la Junta Interministerial para decidir si un país es preocupante o no o si tiene un conflicto latente en ciernes", afirma la responsable de Amnistía Internacional.

No obstante, para el analista Félix Arteaga "la industria militar española es un sector fuerte y el Gobierno tiene que ser flexible y transparente para defenderla". Y es que el pasado año España exportó material de defensa a 18 países denominados "sensibles" por valor de 287 millones, el 25% del total de las ventas de armas. En 2009 las exportaciones a estos destinos apenas alcanzaron los 53 millones, un 4% del total.

El pasado año Venezuela acaparó las compras con 212 millones en buques de guerra, seguida de Colombia (29,1millones), India (13,7), Libia (11,2), Arabia Saudí (5,8) y Argelia (3,1), un país cada vez más "caliente", según las ONG. Todo el material de defensa se destinó a sus Fuerzas Armadas.