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ESPAÑA

Zapatero atribuye a Rubalcaba el mérito de la reforma constitucional y la paz en el PSOE

Niega un alejamiento del candidato, del que dice sentirse «más cerca que nunca» por cómo ha llevado la negociación y la crisis interna

RAMÓN GORRIARÁN
MADRID.Actualizado:

José Luis Rodríguez Zapatero admitió que si bien partió de él la idea de la reforma constitucional para limitar el déficit fue Alfredo Pérez Rubalcaba quien 'cocinó' la negociación con el PP que permitió el acuerdo. Es decir, reconoció, «la tarea fundamental fue suya». El presidente del Gobierno intentaba así apagar los rescoldos del incendio desatado en el PSOE por su pacto con Mariano Rajoy para modificar la Carta Magna antes de informar a su partido, una iniciativa que chocó con la resistencia inicial del candidato, pero que ante la política de hechos consumados se puso a la cabeza del diálogo con la oposición.

El presidente del Gobierno solo tuvo ayer buenas palabras para Rubalcaba, del que dijo sentirse «más cerca que nunca» por el papel jugado en la negociación de la reforma, por su tarea de apagafuegos en el PSOE tras el conato de rebelión interna y porque ha hecho suya la iniciativa a sabiendas de que tendrá un coste electoral. El candidato no escondió su malestar con Zapatero, tanto por el planteamiento inicial de la reforma como por las formas. Se lo dijo en privado hace diez días y en público en la reunión de la comisión ejecutiva del PSOE del lunes.

Pero la química entre ellos no se ha resentido en lo más mínimo, dicen fuentes cercanas a ambos, y la ascendencia de Rubalcaba en su partido ha ganado enteros porque la redacción de la reforma pactada encaja en el discurso socialista. El 'rubalcabismo' en el PSOE, como el 'zapaterismo' en su momento, lo impregna todo.

El presidente del Gobierno relativizó asimismo las críticas internas y las vio como algo «lógico y normal» dada la urgencia para sacar adelante la iniciativa. Esa premura, dijo, es la que ha provocado «la intensidad del debate» entre los socialistas aunque ahora haya «una amplísima, por no decir unánime, comprensión». En una comparecencia conjunta en la Moncloa con el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, defendió las prisas porque los plazos «son muy perentorios» y porque «necesitamos» que esté aprobada cuanto antes a fin de que sea una señal clara para los mercados financieros y la comunidad internacional.

Zapatero se mostró convencido de que el cambio dará resultados positivos para «la confianza, estabilidad y el futuro de España». Las primeras reacciones en la Unión Europea así han sido. La canciller alemana, Angela Merkel, saludó «el alentador» proceso de reforma constitucional y confió en que otros países sigan la misma senda, mientras que el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurria, también mostró su «apoyo» a la medida.

Dique de contención

El candidato, entretanto, prosiguió con su precampaña electoral y se encerró en la sede del PSOE con 53 estudiantes y titulados universitarios en los segundos 'Diálogos con Rubalcaba'. Ante los reunidos mostró su disposición a seguir adelante con la reforma constitucional pactada con el PP a pesar de que no haya sido bien recibida en sectores de la izquierda. Lo va a hacer, dijo, porque «lo que ha pasado en Grecia no lo quiero para mi país, aunque eso me cueste votos» el 20 de noviembre.

Rubalcaba volvió a la idea de que constitucionalizar el déficit es una medida que servirá de «dique de contención» ante las borrascas financieras que se prevén este otoño por las grandes colocaciones de deuda que tienen que hacer los países europeos para financiarse. En el orden interno defendió la bondad de la reforma porque la deuda o el déficit excesivos son como «el colesterol malo» para una economía y son los enemigos de las políticas sociales porque impiden las medidas progresistas por falta de recursos.

La estabilidad presupuestaria, afirmó, es un «dogma progresista» porque ahorrar «no es de izquierdas ni de derechas», lo que diferencia a unos y otros es la forma en que se gasta o la política fiscal. El candidato situó a los socialistas en el término medio entre «los manirrotos que defienden una deuda excesiva», en velada alusión a los grupos a la izquierda del PSOE, y «los fanáticos del déficit cero», también en referencia a los sectores más neoliberales del PP. Rubalcaba en estado puro.