Y Colorina, colorada

Si es que no somos nada... Y menos aún sin tacones. Esto lo lleva fatal Victoria Beckham a quien una hernia discal acaba de descabalgar de sus 'manolos'. Quién la ha visto y (nunca mejor dicho) ¿quién la ve? La culpa la tiene el verano; este mes de agosto en concreto y su apabullante poder transformador. Muchos lo empezaron de una forma y lo acaban de otra completamente distinta. La Casa de Alba, convertida en parque temático del 'amour fou'. La actriz Kate Winslet, transfigurada en bombera. Y la señora de Beckham, ya ven, recién obligada a bajarse del andamio, como una víctima más de la crisis de la construcción (¡Ella!). Sean Penn, que tanto criticó a Madonna por echarse novios jovencísimos, ahora está que bebe los vientos por una chica de 25 a la que dobla la edad. Almodóvar ya no quiere ser Almodóvar que quiere ser Alfred (Rubalcaba) Hitchcock. Naomi Campbell quisiera parecerse a Victoria Abril en 'Átame'(y ha posado de esa guisa para una revista). Lady Gaga es mister Gaga, Rafa Nadal sueña con ser Jon Kortajarena (sobre todo cuando le toca posar para Armani en calzoncillos), Djokovic tampoco quiere ser Djokovic, que quiere ser rubia y llamarse Sharapova... Y Sharapova, supongo, sueña con ser Pippa Middelton, el auténtico icono global del verano. Ya ven que hasta los famosos viven instalados en un perpetuo 'wanna be' (quiero... y no puedo).

Pero sin duda este será recordado como el largo y cálido verano indio de la duquesa, que a sus 85 años tiene un novio que le dice: «¡Que te quiero, Colorina!». Eso es volver a los 17 y no la canción de Violeta Parra. Colorina, hasta donde yo recuerdo, era un culebrón mexicano que tenía como principal heroína a una prostituta enamorada de un millonario, una especie de Pretty Woman a la charra. Francamente, no veo el paralelismo con Cayetana. Pero ya dicen que el amor es ciego (y más a la edad de las cataratas). Otra que ha vuelto a nacer, personal y profesionalmente hablando, es Kate Winslet. Ya contamos aquí su peripecia cuando se lanzó al rescate de la nonagenaria mamá de Richard Branson, acechada por las llamas. Ahora la noticia es que ambas han vuelto al escenario del crimen y se han hecho una foto recreando el dramático momento, solo que en plan 'Sálvame'. Tal vez para demostrar que la historia se repite como farsa. Los restos de la carbonizada mansión todavía humean, pero ellas se parten la caja, oiga. Debe de ser por el tremendo pastón que esperan cobrar del seguro. Nada, que acaban de robarme en el chalé. ¡Que venga Banacek!, jua, jua, jua. Esa imagen me recuerda al humor terrible y surrealista de Gila cuando decía: «Me habéis matado al hijo, pero lo que me he reído...» Y ahora la que se ríe 'c'est moi', pues ya puedo bajar un ratito del andamio. Porque Colorina, colorada... Esta serie veraniega está acabada. Gracias a todos por la compañía. Y hasta la vuelta.