El gigante aplasta al Villarreal

Pelear contra gigantes es una tarea tan esforzada como utópica. Algunos lo intentan y otros simplemente se limitan a cumplir el papel de víctimas. El Villarreal decidió enfrentarse al todopoderoso Barcelona con gallardía y cierta fe, pero el titán construido de Guardiola le enseñó en apenas veinte minutos lo que se podía encontrar. Los azulgrana aplicaron la dictadura de la posesión del balón (70% para los locales), superaron con frecuencia la presión en campo contrario de los amarillos y solo el larguero a un cabezazo de Sergio Busquets y Diego López retrasaron el primer tanto. En cuanto Thiago se plantó frente a Diego López para marcar el primer gol se acabó el cuento.

Hasta entonces las pruebas de Guardiola habían funcionado con la inercia de una estructura bien engrasada. La novedad de Busquets en el centro de la defensa acompañado por Abidal y Mascherano permitió una salida limpia y efectiva ante las carreras de Rossi, Nilmar y Borja Valero tras el balón. En el centro del campo Cesc Fábregas desarrolló la llegada al área que exhiben los 'todocampistas' británicos. Ni siquiera fue necesaria la ayuda de Iniesta en sus acercamientos por el medio del campo.

Tras el gol de Thiago, el Villarreal asumió que sus posibilidades de éxito no pasaban por el refugio en su área, donde habían demostrado su debilidad para defender hasta los saques de esquina rivales. Tampoco su táctica de agruparse en el centro del campo servía ante la velocidad de Pedrito, Messi y Alexis Sánchez para desmarcarse cuando la pelota rondaba el área. El gigante les aplastaba con persistencia y sin piedad. Incluso pestañeó cuando surgió Giuseppe Rossi, el principal candidato a David, pero los fueras de juego y Valdés le frenaron. Nunca pudo el equipo de Garrido manejar el balón a su antojo o decidir el ritmo.

Goles de debutantes

Después el Barça soltó sus ataques certeros. Fàbregas estrenó su titularidad en el Camp Nou con un gol antes del descanso, Alexis Sánchez repitió procedimiento a la salida de los vestuarios y Messi aprovechó para marcar poco después. La ametralladora acabó con el partido y solo un nuevo tanto de Messi levantó la voz del público ante la sinfonía azulgrana. Todos los tantos acontecieron en un cara a cara con el portero rival tras jugadas de distracción y un pase certero a la espalda de la defensa. La capacidad del Barça para aprovechar sus fortalezas disipó cualquier recuerdo de las bajas de Puyol, Piqué y Alves o del día gris de Pedrito. La noche sirvió para que Guardiola demostrara que sabe administrar sus nuevas armas.

El Villarreal no debe llorar y nadie pensar que se trata de un mal equipo por encajar una goleada en Barcelona. Su derrota fue el resultado de medirse a uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. El equipo amarillo resistió y aprendió que la naturaleza de un gigante es aplastar a su rival. Los de Guardiola pelean contra otras metas que van más allá de lo circunstancial. Su meta está en registros, récords y memorias. Un reto fabuloso para el grupo de Guardiola y para aquel que desee detenerlos. Mientras, su afición disfruta del paraíso. La emoción se deja para otros equipos.