Blanco desafía al PP a que también incluya un «impuesto para ricos»
El dirigente socialista anuncia que Rubalcaba llevará esta medida para apoyar la «estabilidad presupuestaria»
MADRID. Actualizado: GuardarEl manido «impuesto para ricos» que en los últimos meses ha nutrido el debate político ha entrado definitivamente en precampaña. Después de que el Gobierno dejara aparcado el tema en el último Consejo de Ministros, pese a que el Ministerio de Economía tenía elaborados los informes sobre los impactos de las diferentes fórmulas, el vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, adelantó ayer que el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, llevará en su programa electoral este gravamen especial destinado a los que más tienen.
Blanco afirmó que este impuesto será una de las señas de identidad del programa socialista y retó al PP a que lo incluya si de verdad «cree que los ricos deben contribuir» a equilibrar las arcas públicas. «No se trata de pedir caridad», sino de reconocer que la aportación a la caja pública «se hace a través de los impuestos», dijo. El ministro de Fomento había sido uno de los primeros valedores de este tributo, que defendió en varias ocasiones, tanto en mítines de partido como en comparencias ante los medios de comunicación.
Esta vez, en un acto de partido en la localidad valenciana de Mislata, el portavoz del Gobierno recordó a los dirigentes populares que «para conseguir estabilidad presupuestaria en los momentos de dificultad, hay que garantizar que los ingresos y los gastos cuadren», por lo que ha pedido al PP que diga «cómo va a hacer cuadrar las cuentas públicas si no establece un impuesto para los que más tienen».
El desafío de Blanco llega un día después de que el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, entrara al ruedo y reclamara a los ricos españoles que emulasen a franceses e italianos e hiciesen «un gesto similar» pidiendo una subida de sus impuestos. Pons consideró que «todos» los españoles tienen que hacer «un gran esfuerzo» para sacar al país adelante y la «clase media y los trabajadores» ya lo están haciendo desde «hace mucho tiempo».
En Francia, sin ir más lejos, 16 grandes propietarios de empresas tan populares como L'Oreal, Societé Generale, la cadena de hoteles Accord, la petrolera Total o Danone han aceptado hacer un esfuerzo económico suplementario. Y el Ejecutivo de Nicolás Sarkozy ha acordado un recargo tributario del 3% para las rentas superiores a los 500.000 euros. Pero, en España, el dirigente popular no aclaró la fórmula en que debiera producirse esa contribución e incluso se mostró contrario a la recuperación del impuesto de patrimonio, ya que el PP no es partidario de «ninguna subida de impuestos», sino de bajarlos «siempre que se pueda».
Sin ahuyentar capitales
La polémica arrancó en mayo de 2010, cuando, tras el anuncio de severos recortes sociales, el presidente del Gobierno adelantó el propósito de que los ricos contribuyeran en mayor medida al sostenimiento de las cargas públicas. La idea de aplicar impuestos más elevados a las rentas del capital a través de la penalización a las sociedades de inversión (Sicav) tropezó con la sospecha de que esta iniciativa pudiera ahuyentar las inversiones en España en momentos especialmente delicados para la financiación de las arcas públicas y con el sector público y el privado fuertemente endeudados.
Aquel impulso quedó reducido al establecimiento de un tramo más elevado para las rentas que declaran en el IRPF de régimen común. Meses más tarde se elevó el Impuesto sobre los rendimientos de capital al 19% (hasta 6.000 euros) y al 21% (desde esa cuantía en adelante), en el marco de un ajuste fiscal generalizado. Pero el impuesto a las grandes fortunas quedó pendiente, y los propósitos enunciados por los ministros del Gabinete socialista siguen sin encontrar el cauce adecuado.