Rubalcaba, descolocado

No menos de seis veces el PP, casi siempre en boca de Rajoy, había reclamado la constitucionalización del equilibrio presupuestario durante el último año, y en todos los casos la respuesta del Gobierno fue negativa. Se comprende, pues, la perplejidad del candidato Rubalcaba cuando Zapatero le comunicó que había pactado con Rajoy la reforma de la Constitución para consagrar la estabilidad presupuestaria en la Carta Magna. Rubalcaba basa su propuesta programática para el 20-N en una recuperación de ciertas esencias socialdemócratas que este Gobierno tuvo que abandonar para responder a la gravísima recesión y al gigantesco déficit acumulado en 2009. Es, pues, claro que el consenso PP-PSOE desactiva en cierto modo esta pretensión de recoger las adhesiones de los desencantados por la izquierda. De cualquier modo, es demagógico identificar el déficit público con la solidez del Estado de Bienestar, y Rubalcaba ya lo ha reconocido. La estabilidad estructural es un método de sentido común y de buena administración que cualquier estado maduro y desarrollado tiene que practicar para merecer el respeto de la comunidad internacional.