QUIÉN OS HA VISTO Y OS VE

Que los clubes ya no son de su afición y que harían bien en cambiar su denominación de origen queda patente tanto en el Real Madrid como en el Cádiz CF. En lo que a esta ciudad respecta, resulta evidente que entre cordobeses y murcianos anda el juego en un cóctel que la familia Pina ha elaborado a base de dos tercios de granadina, uno de Udinese y un mililitro de cantera gaditana. No hace ni falta quedar bien con la afición aunque se le exige que acuda a Carranza en número de 12.000 y que apoyen el proyecto porque si no, los presuntos salvadores se van por la misma puerta por la que entraron. A Jose se le elabora una plantilla que todo el mundo apunta a que se va a pasear hasta lograr el ascenso con lo que entraña de peligro esta hipótesis para un cuadro técnico. Pero es que en este cóctel tampoco hay una gota de sentimentalismo. Cifuentes, a la calle; Raúl López, a la calle; Enrique, vaya haciendo las maletas; la cantera, a freír espárragos; y Jose y Cortijo, cuidado que al primer tropiezo ya tiene Quique Pina en su poder un amplio catálogo de sustitutos. De esta guisa comienza el Cádiz una campaña en la que todo parece distinto, pero si tiramos de los hilos vuelve a aparecer Antonio Muñoz. Por lo que respecta al Real Madrid, esto es cosa de Mourinho. Tiene tal control el portugués sobre todo lo que le rodea que hasta ha conseguido idiotizar a una afición que vive las horas más rastreras y repugnantes de su historia.

Amparándose en el genético odio que siente el madridismo por el FC Barcelona, el técnico luso ha logrado que la gran mayoría de los que acuden al Bernabéu ensucie el apellido que da nombre al estadio con detestables muestras de apoyo a un tipo multimillonario y listo como el hambre, pero que ha venido a aprovecharse de un club que se mira al espejo y no se reconoce porque ha perdido todas sus señas de identidad en apenas un año.