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Economía traslacional

JUAN MANUEL BALAGUER
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Jonas Edward Salk al encomendarle al genio de la arquitectura Louis Khan su instituto de investigación biomédica de La Jolla, California, sabía lo que se hacía, pues pocos de su gremio tendrían tan claro el diseño de un espacio adecuado para la sosegada reflexión investigadora y la ofrenda de sus resultados. Edificado sobre un gallardo talud, vigía del Pacífico, el Salk Institute, dedica sus más sesudos esfuerzos a erradicar el cáncer, el alzheimer, la diabetes, las cardiopatías y el parkinson. Como otros centros de la hedonista La Jolla, el Scripps Research Institute, por ejemplo, basa su altísima calidad diagnóstica y su muy eficaz capacidad de respuesta en la metodología del dictamen traslacional.

El equilibrio entre el continente estético y el contenido filantrópico del Salk Institute , crean una atmósfera motivadora y rigurosa. Khan, al recurrir a Komendant y al mexicano Barragán, para concebir su 'Meeting House' o su monacal jardín, hizo un ejercicio de humildad encomiable al convocar a otros genios arquitectónicos, capaces de generar esa atmósfera de colegiación del talento y el conocimiento multidisciplinares. Ese hermanamiento, apto para entender que el ágil diagnostico precoz, se basa en la difusión puntual de las primeras valoraciones. Así nace el concepto de traslacional, aquel que permite, gracias a los medios más avanzados de transmisión de imágenes animadas, que un síndrome clínico pueda ser dictaminado por muchos especialistas a la vez, lo que acelera considerablemente la toma de decisiones para arrostrar juntos el combate altruista.

El sistema económico-financiero español, es uno de los más ineficaces de las economías avanzadas. Debe su ineficacia a la lentitud en la toma de decisiones, paradójicamente irreflexivas, a su perniciosa intoxicación política, a la parcelación analítica y, sobre todo, a su falta de altura de miras y calado social. Más aún, a la falta de preparación y cuajo de sus principales actores, que confunden el valor de las cosas y su precio, huyendo de la trascendencia de los actos económicos y la riqueza de la magnánima transferencia del conocimiento.

Para amasar el pan de la Nación, de las Naciones, el material y el inmaterial, hay que actuar con prestancia y rigor, y estas actitudes deben acometerse desde la colegiación de los talentos y la aplicación de sus conclusiones con honestidad. Así, quizás fuera saludable implantar las metodologías traslacionales en la economía, para aportarle eficacia diligente al sistema. Paliaríamos así los efectos de la estanflación y, por ende, del retroceso. Una economía emocional, justa, filantrópica, apasionada, productiva, universal, capaz de hacer de la ética creativa, amatoria, un valor sustantivo cotizable en Bolsa.