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Ponen precio a la cabeza de Gadafi
Mientras prosiguen los combates en la capital las tropas avanzan hacia la ciudad natal del dictador
ZINTAN. Actualizado: Guardar¿Cuánto cuesta la cabeza de Gadafi? Un empresario de Bengasi ha necesitado 48 horas para ofrecer una recompensa de 1,3 millones de dólares (más de 900.000 euros al cambio) por la captura del líder libio, que sigue en paradero desconocido. Así lo reveló el presidente del Consejo Nacional Transitorio (CNT), Mustafá Abdul Jalil, para quien «todo acabará cuando Gadafi sea capturado». Hasta entonces la lucha sigue abierta y para intentar terminar con ella cuanto antes el dirigente opositor adelantó también que «a cualquier persona del círculo próximo que mate a Gadafi o le capture, la sociedad le dará una amnistía o perdón por cualquier crimen que haya cometido». Una oferta de amnistía que para algunos miembros de la cúpula del régimen puede resultar incluso más sabrosa que los dólares.
Las calles de la capital vivieron una nueva jornada de enfrentamientos y las fuerzas de Gadafi volvieron a bombardear zonas como Bab el-Aziziya, el barrio de Al-Mansoura y otra zona próxima al hotel Rixos, lugar donde el régimen recluía a los periodistas que acudían al país a trabajar y donde ayer una treintena de profesionales vivieron una auténtica odisea a manos de soldados gadafistas. Los combates más violentos se registraron al sur de la capital en Al-Hadhba, lo que llevó a declarar a algunos rebeldes que «pensamos que Gadafi todavía está en algún lugar en Trípoli. Probablemente en esta zona sur». La última aparición del líder libio fue a través de un nuevo mensaje de radio en la madrugada del miércoles en el que ofreció de nuevo su particular visión de los hechos y llamó a los ciudadanos de la capital a «purgar las calles de ratas», en referencia a los milicianos. En este mensaje calificó de «movimiento táctico» el abandono de Bab el-Aziziya después de los 64 bombardeos de la OTAN que allanaron el camino para el asalto final de los rebeldes que lograron llegar al corazón del régimen. Así que los esfuerzos de los cientos de hombres que en las últimas jornadas se esfuerzan por encontrar a Gadafi en los túneles de su fortaleza parece que serán estériles.
Perdido el símbolo de sus cuatro décadas en el poder, a Gadafi solo le queda Sirte como plaza fuerte. Allí se dirigen en las últimas horas las unidades rebeldes del frente este que esperan poder liberar la localidad natal del dictador, una de las fronteras que no han podido superar en los siete meses de revolución.
El avance se está realizando sin demasiada oposición, por lo que se ha recuperado el control sobre los enclaves petroleros de Brega y Ras Lanuf. De la misma manera, los milicianos de Misrata también avanzan sobre Sirte para de esta manera poder cercar la ciudad y acelerar su rendición, que, si prosperan las negociaciones iniciadas con los líderes de esta población, podría ocurrir sin derramamiento de sangre. Mientras se espera la respuesta, las tropas que van llegando se concentran en la vecina localidad de Wadi al-Ahmar, donde se preparan para un eventual asalto.
Transición en marcha
Aunque la guerra esté aún sin terminar -el avance de la oposición eleva a 400 los muertos y 2.000 los heridos en la batalla por Trípoli-, los dirigentes rebeldes quieren poner en marcha cuanto antes el proceso de transición que culminará con la celebración de elecciones en el plazo de ocho meses a partir de la caída del régimen.
El respaldo de la comunidad internacional -y de ya prácticamente la totalidad de legaciones diplomáticas libias repartidas por el mundo- puede dar un paso más y cristalizarse en el descongelamiento de fondos del régimen de Gadafi para que el país pueda hacer frente a las necesidades humanitarias más urgentes a las que se enfrenta, según una propuesta que Estados Unidos elevará a las Naciones Unidas en las próximas horas. En ella se incluiría una petición para permitir el abastecimiento de combustible. La iniciativa permitiría que los hospitales prosigan su actividad, que no se interrumpa el suministro eléctrico y que las plantas potabilizadoras se mantengan en funcionamiento.
Siete meses de revolución castigan severamente a unos civiles que se están animando a regresar a sus casas tras los últimos avances. El triunfo en la batalla por Trípoli y la toma de Bab el-Aziziya han supuesto el espaldarazo definitivo para una revuelta que parece cerca de lograr lo mismo que antes obtuvieron tunecinos y egipcios.