Strauss-Kahn y su esposa, Anne Sinclair, a su llegada al Tribunal de Manhattan. :: EFE
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Strauss-Kahn gana la batalla

El juez acepta la retirada de los cargos que propuso el propio fiscal y le devuelve el pasaporte

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Se acabó. El exdirector del Fondo Monetario Internacional es desde ayer un hombre libre para ir y venir a donde le plazca, tras haber desestimado el juez los siete cargos contra él relacionados con un intento de violación. La propuesta había partido del fiscal, que insólitamente ha pasado los últimos meses desmontando la credibilidad de su propio caso. La creencia generalizada de que el dinero y el poder es lo que realmente lo han exonerado explican los gritos con los que le recibió la multitud al salir: «¡Basura!», se desgañitaban.

Ajeno a los epítetos de la calle, Strauss-Kahn abandonó por última vez el tribunal penal de Manhattan con una espléndida sonrisa y su flamante esposa del brazo. «Estos últimos dos meses y medio han sido una pesadilla para mí y mi familia», dijo en un comunicado con el que intenta poner punto y final a este capítulo negro en su historia. Su multimillonaria esposa ha financiado con lealtad su defensa con los mejores abogados de Nueva York, pese a que las pruebas forenses demuestran sin lugar a dudas que, como mínimo, Strauss-Kahn mantuvo sexo oral con la camarera del hotel Sofitel que le acusa de haberla forzado. «Puede que su conducta fuera inapropiada pero eso es muy distinto a cometer un delito», le defendió ayer su abogado.

En el pliego de 25 páginas en el que el fiscal pidió al juez que desestimase los cargos, esa oficina reconocía que las pruebas forenses detectaron semen del político francés en el uniforme de Nafisatou Diallo, así como otros restos del mismo mezclados con saliva de la guineana -de 33 años- en la moqueta donde dijo haber escupido una vez que él le puso a la fuerza el pene en la boca y eyaculó en sus labios. Strauss-Kahn sostiene que la relación fue consentida.

Poco creíble

El propio fiscal admite en el informe que las pruebas son «consistentes» con la acusación de la mujer porque cuando menos el sexo fue «muy apresurado». Entre el momento en que la camarera abrió la puerta con su llave electrónica y el exdirector del FMI llamó a su hija para almorzar pasaron apenas 7 minutos, lo que marcaría todo un récord de seducción. Amén de que una recepcionista declaró haber sido invitada a acompañarle la víspera, por no hablar del sinfín de acusaciones que acumula el político. Pero con todas esas pruebas en la mano el fiscal ha decidido retirar los cargos tras perder la fe en la víctima, que si bien no ha cambiado la descripción del ataque sexual sí ha dado versiones contradictorias de lo que hizo cuando supuestamente huyó despavorida de la habitación. Diferentes organizaciones que asisten a mujeres violadas aseguran que no es inusual que las víctimas estén confundidas y tengan recuerdos borrosos.

Pero la oficina de Cyrus Vance ha investigado más concienzudamente a la víctima que al presunto violador, al que tenía la responsabilidad de condenar. En este tiempo ha detectado que la mujer mintió en su petición de asilo político sobre otra violación sufrida en su país de origen, que exageró para obtener la residencia en EE UU. Al igual que más tarde mintió en su declaración de impuestos sobre el número de hijos que tenía para poder acceder a una vivienda de protección oficial. Esos y otros hechos han servido para minar su credibilidad y poner fin al caso que ha derramado ríos de tinta en los periódicos de todo el mundo. El político francés de 62 años puede ahora marcharse a casa y recuperar la normalidad que añoraba en su comunicado de ayer, pero allí le esperan otras acusaciones de abusos sexuales.