Razones personales, legales y un sucesor con 90 días por delante
CÁDIZ. Actualizado: GuardarSebastián Saucedo (Chiclana, 23 de septiembre 1949) dejará de ser subdelegado del Gobierno en la provincia el último día de agosto. Exalcalde de Chiclana, exdelegado de Cultura y de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, abandona la vida institucional tras casi 30 años en distintos cargos en tres de los cuatro niveles de la administración pública (el municipal, el regional y el estatal) desde que se puso al frente del gobierno municipal de su pueblo en 1983.
Este adiós se debe a una decisión personal ligada una circunstancia legal. Como docente, este verano tenía la última oportunidad de acogerse a la posibilidad que tienen los profesores de jubilarse antes de los 65 años (Saucedo lo hará a punto de cumplir 62). Esa opción caduca este año y ya no volverá.
Si hubiera dejado pasar esta ocasión, que ya se planteó en 2010 aunque la descartó en el último momento, habría tenido que esperar tres años y pico para marcharse. Y ha decidido que ya. Prefiere pasar página y considera que «ha cumplido una etapa», que ha desarrollado una larga fase de «compromiso con los ciudadanos».
Al dejar de ser docente, explicó, incumple una obligación legal por la que los subdelegados del Gobierno deben ser funcionarios de nivel A (licenciados). Al dejar de ser empleado público, por jubilación, debe abandonar el cargo.
Saucedo se marcha tras cumplir la etapa más larga de un subdelegado del Gobierno (anteriormente, gobernadores civiles) en Cádiz desde el siglo XIX. Nadie había permanecido tanto tiempo en la representación del Estado en la provincia: siete años y cuatro meses.
Asegura que la experiencia le ha «enriquecido enormemente», que se marcha «muy satisfecho» a pesar de que, irónicamente, definió la responsabilidad de la seguridad en una provincia periférica, con bajos niveles de renta y fronteriza como «muy entretenida».
Recurrió al símil futbolístico para resaltar que su mayor orgullo como subdelegado es que, como los buenos árbitros, ha pasado desapercibido, no ha sido noticia.
Aunque dijo dos veces que «alguien puede pensar mal» por su marcha a tres meses de unas elecciones generales, que propiciarían un relevo de todas formas, recordó que solicitó la prejubilación el invierno pasado e insistió en que «no hay ninguna otra lectura a este cese, más que la que he dado. Aunque algunos la harán».
Francisco Calero, de forma interina, asume sus responsabilidades.