«Me voy sin problema, ha sido una larga etapa de compromiso y toca otra cosa»
Después de casi 30 años de vida institucional, anuncia que deja el cargo y la política cuando acabe este mes por prejubilarse como funcionario Sebastián Saucedo Subdelegado del Gobierno en la provincia de Cádiz
Cádiz Actualizado: GuardarCuando un alto cargo, un mandamás, se marcha, basta con mirar alrededor para resumir su camino. Ayer, una de las muchas colaboradoras -anónima y cercana- de Sebastián Saucedo, contenía con obligada discreción un suspiro de melancolía precoz cuando la noticia ya era oficial. No es frecuente que los trabajadores admitan con pesar que su jefe se va.
Esa sensación particular, pero extendida en este caso, privada pero generalizada, es la mejor sinopsis de la carrera pública de Sebastián Saucedo. Con casi 30 años de recorrido en la vida institucional, con experiencia en la trinchera municipal, en la autonómica y la estatal, nadie recuerda que le haya metido el dedo en el ojo a nadie, ni una salida de pata de banco, una trifulca gratuita, ni dentro de su partido ni con otras siglas. «Pero eso no quiere decir que no haya dicho lo que tenía que decir, donde tenía que decirlo», matiza orgulloso. Ayer anunció que se va, que deja paso. Será subdelegado del Gobierno (vulgo gobernador civil) solo hasta el próximo miércoles.
-Afirma que en su marcha hay cuestiones legales, personales...
-En los últimos sondeos, en los estudios que regularmente hace el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) veía eso de que el tercer problema para los españoles es la llamada clase política. Que si no nos vamos, que si no hay relevo... Todo eso influye, claro. Me voy antes de lo que me tocaría y me voy voluntariamente. Sin problema. Satisfecho. Tengo muy clara la diferencia entre ser y estar.
-Casi 30 años de trayectoria institucional ¿ininterrumpidos?
-Desde el 83, que fui alcalde de Chiclana, hasta ahora, aunque hubo un año, entre el 94 y el 95, que estuve al margen de las instituciones. Fue por dimisión como delegado de Cultura. Aproveché para volver a dar clase en un centro de adultos de Chiclana y aprobé las oposiciones, a funcionario de tipo A, que luego me permitieron ser subdelegado del Gobierno, porque es uno de los requisitos.
-¿Y ahora qué, después de tres décadas qué toca?
-Pues vivir sin móvil y sin 24 horas de dedicación. Familia, amigos, tertulia, aficiones. Tengo actividades alternativas, de ocio, no vaya usted a creer. Hasta hace poco corría, pero el médico me lo prohibió. Así que ando. Ha sido una etapa larga de compromiso. Después de tantos años toca otra cosa. Si hay que irse, pues se va uno sin problema.
-¿Deja amigos? ¿Se pueden hacer en este tipo de actividad?
-Eso depende del concepto de amistad de cada uno.
-En su concepto más alto...
-Pues sí, bastantes. Compañeros y técnicos, consejeros, de todas las instituciones por las que he pasado. Los que quedan en activo, claro, que tampoco son tantos. Hemos compartido momentos de tensión y eso crea mucho afecto.
-Ha repetido que espera alguna mala interpretación de su adiós aunque recalca que solo responde a preferencias particulares por normas de prejubilación de los docentes ¿Qué lectura teme?
-Ninguna, pero pensar mal forma parte de la condición humana. Que cada cual piense lo que quiera, pero no hay nada más.
-Apenas se le recuerdan trifulcas políticas en casi 30 años
-Pero he dicho lo que tenía que decir donde tenía que decirlo, con lealtad institucional, con la discreción imprescindible para un subdelegado del Gobierrno, en una provincia muy complicada, a la que llamaban 'el regalito' hasta hace poco en la Administración del Estado.
-¿Qué momentos recuerda como los más difíciles? ¿Qué cargo ha sido el más complejo?
-El del alcalde también es muy absorbente. La Delegación de Cultura es el más bonito, el que más enriquece en lo científico y técnico. Medio Ambiente es el de más gestión... Pero el de subdelegado es el más complejo, sin duda. Tienes que ser constantemente como un equilibrista. Y si te caes...