Un encierro de Miura, blando, manso y con muy poco interés
Dos toros fueron devueltos y los tres matadores, incluido Juan José Padilla, se marcharon sin tocar 'pelo'
BILBAO. Actualizado: GuardarSe supo que eran toros de Miura por el cartel anunciador, pues nada hacía sospechar en su comportamiento que tuvieran que ver con los astados de la histórica divisa. «Miuras» descafeinados, para entenderse.
Una corrida sin fondo alguno que, por no tener, no tuvo ni peligro. En todo caso, el quinto, por la brusquedad y porque no terminaba de tomar los engaños, trajo algo de interés. Aunque habría que precisar que la emoción la puso el torero «Rafaelillo», queriendo hacer faena a toda costa. Sin embargo, aquello terminó en un intercambio mutuo de regates.'Rafaelillo, que había sido desarmado en el saludo de capote, ya sabía lo que iba a dar de si el animal, poca cosa, por la brusquedad que venía desarrollando en los dos primeros tercios.
Muleta en mano se metió con el toro por bajo, doblándose a la antigua, con poderío, y con sabor. Torería en suma.
Pero el personal tiene otro concepto del toreo, de pases con estética muy diferente, es decir, la figura erguida y la muleta planchada, cosa que aquí no cabía. Por eso apenas le echaron cuentas en ese comienzo de faena. Y cuando se quiso poner a eso, a lo que llaman lo fundamental, fue imposible.
Cabezazos y medios viajes. Un acosón del que salió con un fuerte varetazo en el glúteo derecho. «Rafaelillo» insistió mucho, muy tapado -la única manera de estar a salvo era la muleta por delante- y en la distancia corta. Tragó quina el torero, total para darse el gusto de quedar por encima de tan mala res. Le ovacionaron fuerte. La ovación más sincera en la tarde.
El toro segundo bis, noble y sin fuerzas, se defendía por arriba y bajándole la mano iba al suelo. «Rafaelillo» alternó las dos manos, pero sin sacar nada en claro.
Padilla banderilleó con soltura a sus dos toros, y en ambos anduvo también muy seguro con la espada. Pero hasta ahí. El primero se volvía por los dos pitones, muy corto de embestida y sin ánimo de embestir. El cuarto se apagó desde el principio, apenas dando oportunidad a los pases de uno en uno. Hubo palmas en los remates de serie, pero sin mayor entusiasmo.
Y debutó Raúl Velasco. Sin nombre ni valor suficiente para torear en Bilbao . Anduvo muy inseguro con su parado primero, y algo más aparente frente al sexto bis, pero sin darse ninguna coba como se dice en la jerga, o lo que es lo mismo, sin arriesgar. El toro no pasaba del todo, ni él estaba por la labor.