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EL CAÑO

'PITO' VILANOVA

EDU ARBOLEDAS
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No es serio lo de José Mourinho con el Real Madrid. El entrenador luso del conjunto blanco es uno de los mejores en su puesto, si no el mejor. Lo que ocurre es que esas cosas se tienen que demostrar en el día a día y el portugués no está cumpliendo para lo que se le fichó hace un par de campañas. Vaya por delante que me encanta Mourinho como técnico, pero no como el hombre espectáculo que cada vez se está ridiculizando más a sí mismo. El luso tiene una capacidad innata para hacer piña, que sus grupos se sientan parte de un equipo y que todos vayan a una, donde él tiene siempre la sartén por el mango. Sus jugadores le siguen a rajatabla y sabe confeccionar equipos acorde a su ideario futbolístico. Es un motivador brutal y de ese concepto derivan la gran mayoría de sus éxitos. Estoy convencido. Pero de ahí a ese ser oscuro y sombrío que algunas veces aparece por las salas de prensa hay un trecho. Debe medirse más y si 'The Special One' quería más poder, con la cabeza de Valdano en bandeja, también debería estar a la altura del señorío y la templanza del exdirigente argentino en muchas cuestiones. Lo visto en la Supercopa es de auténtica traca, una vergüenza en todos sus extremos. Sin hablar de la falta de respeto en la rueda de prensa posterior. Que conste que no soy anti-Mourinho -los que me conocen se estarán riendo al leer estas líneas- pero el portugués debe saber a qué institución representa en todo momento. Eso sí, que nadie se lleve a engaño. Mourinho es un motivador y provocador nato, pero lo visto en el Camp Nou, con independencia del ataque al segundo de Guardiola, no es un acto del luso solo. Marcelo le pega a Cesc y el resto de la bronca no viene como consecuencia de una acción del técnico madridista. Los puñetazos de Ozil y Villa, sumado a los miles de inusltos son parte de unos jugadores que también andan un poco descabezados últimamente.