TIEMPOS REVUELTOSEL SITIO DE MORAITO
Cuando se va alguien tan genial como el guitarrista jerezano se siente un pellizco y nos embarga una lógica sensación de orfandadLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados
Actualizado: GuardarLa noticia de la muerte de Moraito me sorprendió y me sobrecogió el pasado fin de semana, tras llegar a Jerez después de un largo viaje. Cuando se va alguien tan genial como el guitarrista jerezano se siente un pellizco, no cabe duda, y nos embarga una lógica sensación de orfandad. No en vano, hemos perdido a uno de los más grandes, a uno de los dueños del compas y, como alguien ha dicho ya, nos hemos quedado sin la banda sonora original de Jerez. Poco antes de escribir estas líneas he podido disfrutar casi por casualidad de la música que provenía de un disco en el que Morao acompañó con su inconfundible toque a Juana la del Pipa.
Emocionante. Manuel nos ha dejado tan joven que a su ciudad -a veces un poco perezosa para abrigar a sus hijos más ilustres- no le ha dado tiempo a materializar el orgullo que los jerezanos sentimos por Moraito Chico. Ahora se habla de concederle a título póstumo la medalla de oro de Jerez, y es lo mínimo que se podría hacer por alguien como Morao.
No tuve la oportunidad de conocerlo en profundidad personalmente. Apenas lo entrevisté un par de veces, aunque siempre me saludaba con esa media sonrisa tan característica y me hacía sentir como si hubiésemos sido amigos de toda la vida. Lo tenía previsto y me quedé con las ganas de tomar un café con él y hablar de la vida y preguntarle por sus cosas en esa pequeña serie de radiografías de gente de Jerez que lleva por nombre 'El Fotomatón' y que me han permitido publicar en las páginas de este periódico en los últimos meses. Supongo que a todos nos ha pasado un poco lo mismo cuando nos enteramos de su muerte. Nos hemos quedado con las ganas de disfrutar más, mucho más de un artista inconmensurable, capaz de erizarnos el vello cada vez que abrazaba su guitarra.
Recuerdo que lo vi en cierta ocasión hace años en la peña Antonio Chacón acompañando a José Mercé, su gran amigo y pareja artística. El cantaor reaparecía en Jerez tras haber sufrido meses atrás el golpe más cruel de su vida, el temprano fallecimiento de su hijo. Aquella actuación no se me olvidará en la vida. Creo que le sucederá lo mismo a todo el que estuvo allí esa noche. Fue increíble. Pudimos sentir a aquellos dos artistas, el dolor que transmitían a través del flamenco, la forma en la que Morao le dio consuelo a José en cada nota de sus cuerdas. Momentos así y, por supuesto, de tremenda alegría, fiesta y sabor gitano del más puro es lo que nos deja Moraito.
Y sus grabaciones. La mayoría como acompañante de lujo de las mejores voces del panorama flamenco, pero también sus dos discos en solitario que espero sean reeditados por las discográficas en homenaje a una figura tan grande. Ojalá su hijo sea un digno heredero de la saga y haya recogido en sus manos el arte tan verdadero que derrochaban los dedos de su padre.
Nos consuela saber que tanto él como otros muchos jóvenes están dispuestos a seguir defendiendo el flamenco dentro y fuera de Jerez. Y ahí están artistas como Ezequiel Benítez, Rosario Montoya 'La Reina Gitana', Antonio 'El Pipa' y tantos que con su juventud y su fuerza han dedidido apostar por la más genuina expresión de nuestra cultura popular. Ahora más que nunca habría que seguir adelante con la idea de convertir 2013 en el Año Internacional del Flamenco, aunque mucho me temo que no habrá 'jurdeles' para un despliegue de esas características. Es cierto que Jerez necesita antes muchas otras cosas como empleos y viviendas dignas para mucha gente que lo está pasando mal.
Pero conviene que no nos olvidemos de que no sólo de pan vive el hombre, y tengamos en cuenta que dar la espalda a las raíces y a la cultura propia es el primer sintoma de descomposición de un pueblo. Démosle al flamenco y a nombres como el de Moraito el sitio que se merecen en esta ciudad de una vez por todas. Y adelante con el Año Internacional del Flamenco, aunque haya que esperar un lustro, y con la Ciudad del Flamenco. Hace poco que la ONU lo reconoció como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Aquí ya lo sabíamos desde hace muchos años gracias, entre otras cosas, al sonido de la guitarra de Manuel.